04 octubre 2009

Chet Baker - "Let's get lost"

Un documental de Bruce Weber (1988)
La semana pasada organizamos un encuentro interbloguístico en toda regla. Junto con uno de los miembros de Hipopótamos a la Escucha y algún otro amigo nos fuimos a ver el reestreno del documental de Bruce Weber sobre los úlimos días de Chet Baker, titulado "Let's get lost". Lo de últimos días no es una licencia poética: Chet Baker murió pocos meses después del rodaje de la película y, como destacan todas las reseñas del documental, el Chet Baker que se ve en él no es el atractivo y carismático James Dean de la trompeta que personificó la etiqueta de cool jazz en los 50, sino un Chet Baker de casi sesenta años y aspecto octogenario que estéticamente provoca más miedo que admiración. (Podéis comparar ambos Chets en este fragmento de la película). Pero a veces el refranero no se equivoca y "no hay que fiarse de las apariencias", "lo importante está en el interior" y "hay cosas que nunca cambian": como habéis oído en el video de Almost Blue, el demacrado Chet Baker del final de su vida seguía teniendo esa voz casi femenina que sin adornos, con su mera sencillez, pone los pelos de punta. Y, sobre todo, seguía siendo la misma persona frágil y desequilibrada que cuando tenía veinte años.

Nunca os he entendido mucho a los humanos. Comparto y admiro vuestro amor por la música, por lo bello, y me parecen muy loables otras cualidades que tiene vuestra especie, pero sinceramente creo que os complicáis demasiado en algunos aspectos. Y de todos éstos el que se lleva la palma es el de las relaciones entre vosotros: la amistad, el amor, la familia... ¡Cada uno de vosotros tiene dentro un mundo tan único, tan complejo, tan indescifrable hasta para vosotros mismos!, que no entiendo cómo aspiráis a comprender el de los demás entremezclando vuestros mundos.

Soy un admirador de la música de Chet Baker desde que hace ya unos cuantos años me quedara completamente prendado de su interpretación de My Funny Valentine, pero nunca he sabido mucho sobre su vida personal. Quizás por eso me ha sorprendido tanto este documental. ¿Qué lleva a un hombre a elegir siempre el mal camino, a mentir y a hacer daño a todos los que lo rodean una vez tras otra y, sobre todo, a hacerse daño a sí mismo? ¿Qué lleva a las personas que lo rodean (en este caso, innumerables mujeres) a enredarse en este hombre que lleva escrita en la frente la palabra "problemas", a tirarse de cabeza a una piscina que claramente no tiene más de un palmo de agua? Jamás lo entenderé; pero afortunadamente siempre me quedará la trompeta de Chet Baker para esperar que, algún día, al otro lado del arco iris, los hombres hagáis como nosotros, los perros, y os compliquéis menos la vida.
Y para terminar el comentario sobre el documental, no se me ocurren mejores palabras que las que Elsa Fernández Santos escribió en El País: "Una joya en blanco y negro en la que Baker habla, miente, bebe, besa, canta, explica cómo le rompieron los dientes o por qué de todas las drogas la que más le gusta es el speedball". Si os gusta el jazz, o simplemente os interesa reflexionar sobre la naturaleza humana, no desaprovechéis la oportunidad de ver este documental.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bonita tu reseña. La parte en la que le 'bajaban' los dientes era impactante, desde luego, sobre todo cuando pasó tanto tiempo pensando que no podría volver a tocar la trompeta. El recorrido que hicieron de todos los personajes que conocieron de cerca a Chet fue muy interesante, sobre todo por ver en qué aspectos coincidían todos.

Todo lo confuso, perdido y contradictorio que era en persona parecía disiparse en cuanto empezaba a cantar y tocar, con esa clase y ternura inigualable.

Fran G. Matute dijo...

Un ejemplo más de que el éxtasis y la clarividencia nacen del tormento... Si uno se pone a repasar mentalmente los grandes genios del siglo pasado estaban todos jodidos, bien jodidos...

Se dice que el ser humano da lo mejor de sí mismo en las condiciones más adversas... Y así es...

Rubén D. Caviedes dijo...

¿Se puede creer que cuando he leído el título he entendido 'Let's get loud' y me he dicho a mí mismo canastos, qué extravagante acontecimiento este, el amigo Perro Lunar, internacionalmente conocido por su acertado tino y buen hacer, haciéndole una crónica a Jennifer López? Le reconozco a usted que me parecía una idea harto interesante y lúdica no digamos, pero yo es que soy muy de la bizarrada.

Solventada la confusión; excelente crónica. Me lo apunto para intentar subsanar mi flagrante ignorancia en materia musical y dejar de confundir a los grandes genios con Jennifer López.

Milton Malone dijo...

¡Redios, y yo sin saber que estaba ante el mismísimo Perro Lunar! Estoy completamente de acuerdo en todo, tu sabiduría es amplia. Y aunque me quedo con los momentos no musicales (es difícil encontrar un documental tan sincero) es impresionante cuando el viejo Chet se pone a cantar. Te lo imaginarías todo desafinado, pero no, a pesar de su decrepitud clava las notas, las alarga hasta límites insospechados y las ataca con una dulzura impropia de alguien a quien la vida, y quizá él mismo, no le ha tratado todo lo bien que quisiera.

Susu dijo...

Precisamente tú, amigo Perro Lunar, fuiste quien me introdujo en la música de Chet Baker.

Entiendo tus interrogantes respecto al comportamiento de los humanos, pero no creo que te sorprenda mucho a estas alturas. Como bien dice Fran G. Matute, los grandes casi siempre han estado "jodidos, bien jodidos...".

¿Para cuándo el post de Londres que me prometiste?

wini two dijo...

siempre me encanto este hombre... más aun cuando sus detractores decian y dicen que cantaba como el ohio de lo que desafinaba... cosa q no es mentira.

hace ya unos años me leí su bioografia y me sentí brutalmente atrapado por su persona: mujeriego, drogadicto y asquerosamente egoista. yo soy su clon del s.XXI


un abrazo!