Ovni - "Aterrizaje!"

Rock on! (2007)

Me compré Aterrizaje! en uno de esos instantes mágicos y emocionantes. Ese momento en el que andas curioseando por tu tienda habitual y decides llevarte un disco de un grupo del que apenas sabes nada. Me remito al primer párrafo de la entrada anterior de Susu sobre esta materia. Esto añade un factor de emoción y riesgo a la compra, lo cual implica dos posibles consecuencias más acentuadas de lo normal: 1) Si resulta ser un buen disco, la satisfacción es mucho mayor debido al “descubrimiento”. 2) Si resulta ser una mierda, además de tener un disco malo, eres un gilipollas por haberte gastado el dinero en eso en vez de en cualquier otra cosa.

En el primer grupo he tenido álbumes como el Viaje de estudios de Lori Meyers o el homónimo de I Am Kloot (de hecho este último me lo compré exclusivamente porque leí una crítica que decía que sonaba “como John Lennon cantando en el metro”), pero el que nos ocupa ahora cae irremediablemente en el segundo saco. Me decidí a adquirirlo porque había leído en varios sitios que era un buen disco de rock’n’roll cantado en castellano. Como ya apunté hablando de Circodelia, eso es algo cada vez más complicado de encontrar, y dado que las críticas eran moderadamente positivas, me pareció que tenía buena pinta. Pardo de mí. Creo que lo que me decidió fue un artículo especialmente elogioso en el Tentaciones. Por cierto que aunque ahora se llame EP3, realmente creo que es un nombre ridículo y que nunca podrá sustituir al original, como pasa con Alcampo y Jumbo. Independientemente del nombre que lleve en la portada, sigue siendo un suplemento imprescindible para saber lo que está de moda: si sale en sus páginas de tendencias, es que ya se ha pasado. En fin, vamos al tema. Prometo que en las siguientes líneas no haré ningún atisbo de juego de palabras pretendidamente ingenioso con el hecho de que el grupo se llama Ovni y el disco Aterrizaje! Lo que sí señalaré sin embargo es el terrible destino al que parece abocado el signo de abrir exclamación en nuestra lengua.

Al parecer este es el grupo que montaron dos hermanos argentinos al instalarse en Barcelona hace siete años. Este es su segundo trabajo de larga duración, también tienen un EP por ahí. En fin, no he escuchado sus otros discos, pero cuando uno pone éste en la minicadena y escucha los primeros veinte segundos, el pensamiento inevitable es “vaya, me he liao y he puesto el de los Strokes”. En serio, la similitud musical alcanza por momentos cotas increíbles. El problema es que las canciones de los neoyorquinos suelen ir ganando en intensidad, en tensión, en fuerza…hasta que llega un momento de clímax Yeaaah the niiiight’s not over… Ya sabéis a lo que me refiero. De esto que la cosa se va animando y entonces Why won’t you come over heeeeeeere… Bueno, pues ese momento aquí nunca llega. Principalmente porque en cuanto a ganas y emoción, el cantante es de la misma escuela que ese otro que tiene nombre de letra y lidera un grupo andaluz.

En fin, ya que está comprado hay que darle alguna utilidad

El caso es que el disco suena bien y la producción es impecable, a cargo de Fino Oyonarte, el que fuera bajista de ese pedazo de grupo que fueron Los Enemigos, y que también ha producido a gente como Largartija Nick, Mercromina o Los Planetas (vaya, a ver si va a ser ésa la conexión). El problema es que está todo como demasiado contenido, son canciones agradables pero que no llegan a soltarse en ningún momento. Irónicamente, la web de la banda se llama Rompiendo Todo, pero la verdad es que tocan como si no quisieran molestar a los vecinos. También es verdad que con algunos grupos pasa que en el disco dan esa impresión y luego en directo lo dan todo. Podría opinar sobre ello si hubiera ido a la reciente celebración del 7º Aniversario del Ocho y Medio, pero el caso es que ya es bastante caro entrar normalmente como para encima pagar más por ver a tres grupos que no me interesaban en exceso. En cualquier caso, parece ser que pasaron bastante desapercibidos, ya que los bilbaínos Mendetz acapararon todas las crónicas.

Hay una famosa cita de Billy Wilder que reza: "Tengo diez mandamientos. Los primeros nueve dicen: ¡No debes aburrir!..." y yo creo que al igual que una película, un disco de rock puede tener muchos defectos pero desde luego, no puede ser aburrido. Y lo que llevo un rato intentando decir es que éste es un coñazo. Muy bien tocado y producido y todo, pero no tiene ni un solo estribillo memorable, ni una batería que te haga mover el pie al compás, ni una canción que justifique sacarlo de la estantería en el futuro. A ver si en la próxima compra a ciegas hay más suerte.

Nota: 4