04 diciembre 2007

Bruce Springsteen

Palacio de los Deportes - 25 de noviembre 2007

Hola amigos, aquí Riggy. Ya sé que es el sabio y venerado Perro Lunar el que suele firmar las crónicas de los conciertos, pero me ha cedido éste porque fue especial para mí y sabe que me hace ilusión.


La primera vez que vi a Bruce Springsteen en concierto fue hace más de cuatro años, pero realmente no cuenta mucho, ya que por aquel entonces, un ignorante de la vida como yo apenas conocía un puñado de canciones. Fui porque me invitaron y estuve sentado en las gradas de La Peineta, que es como ver el fútbol en la tele de tu vecino de enfrente con prismáticos. Sin embargo, pocos meses después, se produjo la revelación. Invierno del 2003. Acababa de sacarme el carnet de conducir y el coche de mi madre no tenía lector de cd’s, así que hube de recurrir a las viejas cintas de mi padre. Se me ocurrió coger Born in the USA, y alguna mano divina quiso que estuviera al principio de la cara B. Ese pequeño detalle fue decisivo, porque según metí la cinta escuché algo que me atrapó:

We busted out of class,
had to get away from those fools.
We learned more from a 3-minute record, baby
than we ever learned in school.

Nunca alguien había dicho de forma tan perfecta lo que tenía en mi cabeza. En aquellos días, empezando una carrera universitaria que me asqueaba, llegué a escribir esos versos al final de un penoso examen de contabilidad. Tal fue la impresión que causó en mí ese himno a la amistad y esa captura del espíritu del rock’n’roll que es No surrender, que poco después me salió un curro de una noche y empleé toda la paga (noventa y pico euros) en comprar juntos el Born to run, el Darkness on the edge of town, Nebraska, The River y Tunnel of love. Fue por puro instinto, y a día de hoy me parece una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.

Ya con las canciones de Bruce corriendo por mi sangre, y habiendo completado toda la discografía, había tenido ocasión de verle dos veces más. La primera en acústico durante la gira de Devils & dust y la segunda en plan folk con el disco de versiones de Pete Seeger. Los dos fueron muy buenos conciertos, pero yo seguía con la espinita clavada de sentir el poder de la E Street Band. Hasta este momento.


Este momento en el que estoy a pocos metros del escenario del Palacio de los Deportes, que son las diez menos cuarto de la noche, que se apagan las luces, que miles de corazones dan un salto al unísono, y que en medio de la oscuridad se abre paso como un trueno el clásico grito de guerra: "Is there anybody alive out there?"

Apenas se escucha el rugido de respuesta, ahogado por la descarga eléctrica de Radio Nowhere, el primer single de Magic, el disco nuevo. He de confesar,y puede que me explaye en ello otro día, que el citado disco ha estado lejos de entusiasmarme. Bruce viene dispuesto a defenderlo con uñas y dientes, y a lo largo de la velada suenan nueve de los doce temas que lo componen. Sin embargo, salvo un par de excepciones, a mí no me parece que terminen de cuajar del todo en directo, habrá que ver qué tal envejecen. En cualquier caso, se apagan los últimos acordes de la canción de apertura, fin de la presentación. Intentamos recuperar nuestro pulso normal y situarnos un poco, pasada la excitación inicial. Y de pronto, como si llevara cinco años esperándome, ahí está. We busted out of class…


De ahí en adelante y durante las próximas dos horas y media, entro en otra dimensión, absolutamente hipnotizado por lo que está ocurriendo a pocos metros de mí. Casi me cuesta creérmelo, es la puta E Street Band ahí delante. La mejor banda de acompañamiento de la historia, la máquina más perfecta de hacer rock’n’roll, la apisonadora de sonido funcionando a pleno rendimiento. Honestamente, no tuve ni tiempo de acordarme de lamentar la baja de Danny Federici por enfermedad. Quién podría acordarse de nada ante la imponente presencia de Max Weinberg, golpeando los tambores incansablemente en lo alto de su tótem, con la solemnidad de un jefe indio. Quién puede pensar en cualquier cosa si está Roy Bittan sentado al piano, y la púa de pulgar de Nils Lofgren echa humo. Maldita sea, ya es toda una hazaña poder respirar mientras esa leyenda viva que es el Big Man Clarence Clemons envuelve el pabellón entero con su saxo y sentimos hasta los huesos cada guitarrazo del hermano de sangre de Bruce, el pirata, el gángster, Steve Van Zandt.

Y al frente, el hombre al que todos desearíamos poder llamar cuando necesitáramos un consejo. Incapaz de traicionarse a sí mismo, y supongo que con jet lag por haber aterrizado ese día en Madrid desde EEUU, Bruce se deja la piel para que todo sea perfecto, para clavar cada interpretación, para mirar a los ojos de cada uno de los que estamos allí. En su afán por hacer bien las cosas, no tiene miramientos en acallar bruscamente unas palmas durante una interpretación íntima, y se esfuerza en hablarnos en castellano sobre mentiras, guerras injustas y la lucha por ser ciudadanos del mundo. Yo realmente preferiría que hablase en inglés, sonaría mucho más digno. Y el que no hable inglés…el que no hablé inglés no sé por qué ha pagado setenta euros por ver a un tío al que no entiende.


Echando la vista atrás, en los peores meses de mi adolescencia, encerrado en una institución educativa que aborrecía, mi mayor refugio fue un disco: el profundo abismo de Darkness on the edge of town. El álbum del que cierto crítico dijo que era magnífico pero que resultaba sorprendente que no se vendiera con una cuchilla de afeitar en su interior. Pues bien, hasta cuatro temas de esa obra del ’78 fueron interpretados. Os aseguro que todos ellos (y algunos otros) los canté con el alma, sacando la voz de la tripa, echando los pulmones por la boca y con el corazón temblando. Tan visceral como eso y más. Y conmigo, miles de gargantas, los soldados en la noche de invierno defendiendo su voto, negándose a rendirse. Miles de ojos cerrándose a la vez, derritiéndose, ardiendo en busca de los mundos salvajes que brillan en la oscuridad. Miles de perros aullando, suplicando por agarrar un solo momento en nuestras manos, buscando a alguien que anhele algo que empezar. Proclamando que no, que no nos importan una mierda las viejas escenas repetidas, los términos medios, las indefiniciones. Desesperados por agarrar el alma y el corazón. Encontrando una razón para creer.

Ya en los bises, Bruce se acerca a las primeras filas, a las que no ha dejado de mirar en todo el concierto, rebuscando entre las varias pancartas que le solicitan canciones. Al fin, encuentra la que busca y la abre con extrema lentitud para que se vea bien por las pantallas gigantes. Thunder road. Puede que no sea la más reconocible para los no iniciados, pero para los fans es la canción. Nos unimos al canto de redención, y levitando enlazamos con Born to run, subimos a Wendy en la moto y nos perdemos en la noche.

Pero ése hubiera sido un final demasiado clásico y Bruce quiere dejar claro que no necesita vivir de glorias pasadas y que aún tiene cosas que decir. Así que, acompañado de dos acordeones y un violín cierra con una festiva American Land, una canción compuesta el año pasado y cuya letra va deslizándose por las pantallas para dejar claro su mensaje multicultural sobre los Estados Unidos como tierra de acogida. A estas alturas ya todos bailamos alegremente. Porque no es ningún pecado alegrarse de estar vivo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

que intenso... no?

Menos mal que a este no fui contigo, xq no podria haberte seguido en la emocion...

Anónimo dijo...

Parece que lo mio es discrepar y apuntillar, y al contrario de muchas otras ocasiones, creo que en este tema si que gozo de una vision mas experimentada sobre el tema que aqui expones:

1. Craso error no mencionar ni la baja calidad del sonido del concierto (Definitivamente el peor concierto en el que he estado de Mr. Springsteen en ese aspecto gracias a los "tecnicos" del Palacio), ni la penosa acustica del mismo (por mucho que digan que ha mejorado sigue siendo una basura), ni la penosa organizacion para la entrada al recinto. El conjunto de todo estos factores merecio los deseos de mas de uno de que el Palacio volviese a arder hasta que no quedasen ni los cimientos.

2. La penosa calidad del publico. No saltaban, cantaban a destiempo, no entraban en los juegos Escenario-Publico tipicos del Boss, mostraban una continua falta de pasion,... me jode reconocerlo pero en BCN eso no pasa y en Madrid siempre es la misma historia. Eso si, la falta de educacion, el catetismo y el borreguismo si se hicieron notar: No habian ni empezado los bises y la mitad del publico ya estaba pidiendo a gritos Thunder Road obstaculizando el discurso que El Jefe realizando a traves del gran repertorio que nos estaba ofreciendo.

En definitiva, (quitando en si a Bruce, a Reason to Believe version Delta Blues y a Tunnel of Love clavadita al disco) el peor concierto en el que he estado del susodicho y no por su culpa ni por culpa de la E street band, sino por todo lo demas.

3. Quiero darte un consejo bien claro: Riggy escucha varias veces el ultimo disco y veras como Magic se mea con facilidad a The Rising, a The Ghost of Tom Joad, a Devils and Dust, a Human Touch y a Lucky Town pero no sin antes coger lo mejor de ellos para hacer una evolucion de su sonido hacia nuevas texturas (bebiendo de varios grupos actuales de indie americana) sin perder su tradicional marca de la casa.
Magic es un disco bastante proximo a la calidad de Tunnel of Love y casi tan innovador como el Born in the USA, que por supuesto no llega a la altura de ninguno de los mencionados pero tampoco se queda lejos creeme.

Ninguna cancion sobra, ninguna cancion es mala.

Anónimo dijo...

Nevertheless, el post una vez mas esta escrito con un lenguaje impecable y haciendo gala de tu dominio para hacer uso de sendas licencias literarias en los lugares adecuados, en los momentos adecuados, en el medida adecuada y a su vez de la manera mas efectiva y eficiente posible.

Aunque no siempre escriba, siempre os leo.

No pareis de escribir Cracks!

Lhotse dijo...

A colación de la conversación secreta con la que no nos queríais aburrir el otro día cobi y tú, he asomado por aquí la nariz para ver tu tan aclamada entrada sobre Bruce Springsteen.

Te diré, sin ninguna vergüenza, que yo me he iniciado este año en su carrera musical, con Born in the USA. También te diré que gracias a tu habilidad para la escritura (guau, en serio, guau) noto fiebre, no la del oro, si no la de ponerme al día ya! con este señor. Empezaré por las recomendaciones concretas y acabaré por la discografía entera... o eso espero. Y el día que tenga "facultades" te daré mi impresión al respecto.

Un besazo

Anónimo dijo...

Estimada Lothse (Mantengo tu anonimato pues no soy quien para revelar quien esta tras tu alias...jejeje) cada dia me caes mejor. Este comentario que haces merece una ovacion.

Animo con tu Brucificacion.

Los Beatles fueron (y son) el grupo mas influyente de la historia, Los Rolling el mas polemico y transgresor, Dylan el letrista mas inspirado...Bruce no ha sido nunca (ni sera jamas) nada de lo anterior...pero si se puede decir ha sabido beber de todos ellos (y de el magnifico soul americano de los 60)y complementar estas influencias con lo que si sabe hacer mejor que nadie en el mundo: Ofrecer los directos mas vibrantes de la historia.

Asi te recomiendo que no dejes escapar la posibilidad de verle actuar en directo.

Un Saludo,

Cobi

P.D: All hail the allmighty, rock and rolling, heart-stopping, earthquaking, mind-shaking LOVE TEAM!!!

El Perro Lunar dijo...

Siempre se agradecen tus elaborados comentarios, Cobi, da gusto que te lean con atención. Realmente lo de que no se escuchara bien, yo lo achaco más a lo cerca que estábamos del escenario, sobre todo habiendo tantos instrumentos sonando a la vez. Seguro que en la grada se oía mejor. Y sí, la gente bastante lamentable, lo pensé, pero yo estaba bastante en mi mundo. Habrá que ir a Barcelona en cualquier caso. De lo de los accesos sí que ha habido bastantes quejas, pero ya sabes que yo no lo viví, así que poco iba a decir.

En cualquier caso, como bien dices, tú tienes una visión más amplia y experimentada de este asunto, así que se agradece tu visión crítica. Escucharé más Magic antes de escribir sobre el disco por aquí.

Y Lothse, dale ahí a Bruce que no te decepcionará. Yo le grabé hace tiempo un disco a Pat con mis favoritas, si eso pídeselo porque me da que a ella no le volvió loca.

Anónimo dijo...

Felicidades... seguramente veré tu rostro en el Bernabéu en Julio, aunque no nos conozcamos. Siempre digo que un deseo incumplido con el que me iré a la tumba es haber ido a la gira Darkness. Pero mi Bruce particular, el más personal, es el que tocaba por los clubes de NJ antes de publicar su primer disco. Cosas como Song to Orphans, Zero and Blind Terry, Vibes man, Thundercrack, Master of Electricity, Jazz Musician...

Saludos