Chano Domínguez - "Oye cómo viene"

Lola! - 2002

Situémonos: Chano Domínguez es, sin duda, de los más grandes del jazz en España. Un pianista de jazz en toda regla que, sin embargo, es más conocido por su infiltración en el mundo del flamenco. Gaditano como es, aunque educado musicalmente en el jazz, no le ha costado nunca rebuscar entre sus raíces para conseguir esa especie de poción mágica cuyos ingredientes son las armonías y ritmos más puramente afroamericanos y los aires, bailes y palos del flamenco mezclados a partes iguales.

Antes de seguir me veo en la obligación de prevenir a los puristas o escépticos sobre este disco; es probable que un septeto en el que encontramos un piano, una batería y un contrabajo sonando junto a un cajón flamenco, un cantaor y dos bailaores no les siente muy bien. Sin embargo, los que hemos tenido la suerte de verlos en directo sabemos lo fuerte que puede llegar a ser el enlace, casi químico, de estos elementos, y la cantidad de energía que desprende la reacción que desencadenan. No hay nada tan irreverentemente delicioso como que un bailaor interrumpa, poniéndose en pie, una conversación entre el piano y el contrabajo, y que después los quejíos imponentes del cantaor lo obliguen a sentarse.

En los últimos años ha habido bastantes intentos de fusionar el flamenco con el jazz, pero nadie lo ha conseguido como Chano Domínguez, quien, a lo largo de su discografía, no lo ha logrado de una forma tan perfecta como en este "Oye cómo viene". Muchos calificarían esta fusión de perfecta sólo si fuera como el Nesquik, donde el flamenco y el jazz se disolvieran perfectamente y no se pudiera distinguir uno del otro; y es verdad que, en una degustación general del disco, ambos ingredientes están muy bien entremezclados. Pero a mí, personalmente, me gusta que la fusión tenga algo de ColaCao, quedando, entre la gran mayoría disuelta, algún que otro grumo de jazz o de flamenco; y al escuchar "Oye cómo viene" se agradece también que resalten alguno de estos grumos que, al llegar al tímpano, te hacen diferenciar los ingredientes que estás probando y valorar mejor lo bien que saben disueltos.


Y en este vaso destaca un trago sobre todos los demás: el que da título al disco. Una vez, el Perro Lunar intentó describirme las "canciones que no te importa escuchar una y otra vez" sin mucho éxito, porque realmente son difíciles de encasillar, no responden a un patrón, ni a un concepto. Eso sí, cuando me puso Oye cómo viene, sólo pude asentir y darle al repeat del reproductor. He escuchado esta canción muchas veces y para mí es imposible cansarme de ella; es más, en la mayoría de las ocasiones, al apagarse los ecos del último acorde, sigo sin poder evitar volver a poner la canción desde el principio. Por si fuera poco, en estos seis minutos está contendia la esencia de la fusión-con-grumos, y más concretamente entre el minuto 3:58 y el 4:20, al comienzo del solo de Chano, con su improvisación 100% jazz acompañada por un walking bass del contrabajo como para un blues de manual, al tiempo que las palmas y el cajón marcan estrictamente el ritmo de las bulerías. Sin palabras.

En conclusión, si la leche y el chocolate pudieran convertirse en música, estoy seguro de que elegirían ser jazz y flamenco para ser removidos por la cucharilla de Chano Domínguez: el perfecto batido para refrescar una asfixiante tarde de verano o para entrar en calor al llegar a casa tras un duro día de invierno. En cualquier ocasión, "Oye cómo viene".

Nota: 9

P.D.: ¿Creéis que será un buen regalo de Navidad para un danés amante del jazz y de la buena música en general, que escucha casi todos los estilos pero le falta por descubrir el flamenco?