14 marzo 2008

Babyshambles

La Riviera - 10 de enero de 2008

Amigos terrícolas: engorrosos problemas informáticos (además de viajes intergalácticos y estudios -la UNED llega a la Luna- ) me han mantenido alejado del blog durante largo tiempo, por lo que me disculpo. Para retomar las crónicas de conciertos vamos con este texto ya antiguo que había quedado sepultado en un ordenador moribundo y que he conseguido recuperar, en palabras de Silvio Rodríguez, "como un libro salvado del mar". Eso sí, lo dejo con la promesa de que pronto habrá otra crónica de un evento mucho más reciente.



Tal y como rezaba la pancarta que colgó del fondo sur del Vicente Calderón en el ‘96…este año sí. Esta vez no hubo cancelación ni sorpresas y Babyshambles actuaron en Madrid. En La Riviera concretamente,cuando su no-concierto del año pasado estaba programado en Joy, lo que muestra el aumento de interés por la banda a raíz de la publicación de Shotter’s Nation (2007).

Una hora antes del evento, la zona comprendida entre el Puente de Segovia, el McDonald’s del Paseo Virgen del Puerto y la propia sala se encontraba alegremente decorada por una fuerte presencia policial. Es de suponer que si en los conciertos normales la gente hace botellón, los precavidos agentes dedujeron que los fans de Pete Doherty estaríamos fumando nevaditos como calentamiento. Lo cierto es que la muchachada de veinteañeros allí presente se limitaba a lucir su cuidado look para la ocasión, con abundancia de pantalones pitillo, sombreros y gafas de sol. Eso sí, este perro fue amenazado con una visita a comisaría por cometer la doble felonía de beber cerveza en un parque y no portar identificación alguna. Una vez que expliqué que los cánidos no tenemos bolsillos para llevar el carnet y que Mahou no distribuye en la luna (por lo que tengo que aprovechar los viajes), me dejó marchar.

Para no perder mucho tiempo lamentando la atención mediática que recibe Doherty por motivos extramusicales, baste el siguiente ejemplo: cerca de la entrada había el clásico reportero televisivo con micro y cámara, y al acercarme con la sana intención de conseguir mis cinco segundos de fama en lo que suponía que sería alguna cadena estilo FlyMusic, descubrí que se trataba del programa de Ana Rosa. La gran AR, esa mujer capaz de tener una revista con su nombre y salir cada mes en la portada, incluso en el número en que elige al “Hombre y Mujer del Año”, en el que se pone delante de ellos. Antes de alejarme despavorido alcancé a oír el inicio de la pregunta que se lo formulaba a una joven pareja: "Estamos aquí con dos fans de Pete Doherty, a los que no parece importartes que su ídolo sea..."


Foto robada ruinmente del siempre recomendable blog Música Libertina


Una vez dentro la cosa empezó muy bien, arrancando de la misma manera que en el último disco, con Carry on up the morning y Delivery, y cuando enlazaron con Beg, steal or borrow, el optimismo se adueñó de todos nosotros. Pero no duró mucho. La tensión inicial se fue hundiendo en una pantano de interpretaciones monótonas del que sólo de vez en cuando saltaba algún pececillo (Sedative, Killamangiro) para despertarnos un poco. No lució mucho la interpretación de la preciosa Albion que en mi opinión pierde todo su encanto y su magia en eléctrico, ya que la letra se ahogaba entre el ruido. Ahí Pete tuvo el detalle de incluir Madrid entre la lista de sitios mencionados, algo que gustó a la gente a pesar de la evidencia de que lo hará en cada ciudad que visite. No obstante, se supone que sabía dónde estaba y que no llevaría escrito en la guitarra como cierto grupo de rock en un episodio de los Simpsons (premio para el que lo recuerde porque yo soy incapaz). Lo digo porque las calles de la capital fueron el escenario donde se rodó el videoclip de Time for heroes. Por cierto que, hablando de los Libertines, no sonó ni una canción de su antigua banda a pesar de que yo iba con ilusión por que tocase Music when the lights go out, que había interpretado recientemente en un concierto en Londres. Claro que aquel show fue notablemente más extenso, dado que el que nos ocupa a duras penas llegó a la hora y media, bises incluidos, y aún así a muchos se les hizo largo.

En fin, no es que el espectáculo fuera malo, de hecho era muy correcto, con todo en su sitio, con el grupo centrado, todos tan serios y tan profesionales. El problema es que nadie va a un concierto de rock para ver cosas correctas, y menos si se trata de nuestro amigo Pete. Qué queréis que os diga, emocionante no fue. Lo cierto es que a la gente le daría igual que en vez de Babyshambles, la banda se llamase Pete Doherty and the Talking Monkeys, y el británico actuase con tres monos parlantes: toda la atención gira en torno a él. Por eso es especialmente trágico que se le viera apagado, porque entonces se viene todo abajo. Nada que ver con su actuación el Fib de 2006, en la que, descamisado y con la expresión de un niño que ha perdido la mano de su madre, rezumaba más carisma que muchos otros grupos clónicos del cartel. Tampoco ayuda mucho el hecho de que Doherty no transmite especialmente con una guitarra en las manos. No es que toque mal, pero cuando agarra el instrumento tiende a la instrospección, creando una barrera entre la audiencia y él.

Mucho mejor funciona la cosa cuando empuña el micro a lo crooner y se va al frente del escenario, como ocurrió en los energéticos bises, que se abrieron con fuerza con Pipedown y se clausuraron, como no podría ser de otra forma, con Fuck forever. La verdad es que este final casi compensó la vulgaridad mostrada anteriormente y levantó a la sala por primera vez en toda la velada. No en vano ese tema se ha ganado a pulso la categoría de himno y animaría hasta a un fan de Sigur Ròs. En cualquier caso, si bien algunos destellos salvaron la noche, el conjunto no contribuyó nada a despejar las muchas dudas que existen sobre el futuro de Pete Doherty y su banda. Y a mí me apena, porque soy de los que piensa que el tío tiene talento.

1 comentario:

Karmen dijo...

Riggy, no eres el único; yo también creo que Pete Doherty tiene talento. Lo que pasa es que la prensa, como la que hace AR (por no mencionar la amarilla), no dejan de sacar a relucir el hecho de que el chico no es ningún un dechado de virtudes... A ver, ¿y qué le hacemos?

Gracias por la crítica. Voy a rescatar cositas del "Down In Albion" y "Shotter's Nation" (perdidas -también- en mi ordenador), para "rockear" un ratito...