(Ya sé que esperáis ansiosos la segunda parte de la Guerra de Festivales pero quiero traeros ahora otro evento algo más reciente para demostrar que, aunque mis chicos y yo hemos estado un poco desaparecidos durante el verano, hemos cogido fuerza en nuestras vacaciones interplanetarias para continuar con esta aventura musical que lleva ya un año terrestre en marcha.)
James Brown ya ha aparecido en más de una ocasión en este blog, y El Chojin también ha tenido sus líneas de gloria. Sin embargo, me voy a permitir recuperarlos una vez más, y, para más sorpresa, juntos y revueltos.
El pasado sábado 13 mis chicos Riggy y Susu saldaron una cuenta pendiente con El Chojin, viéndolo en directo, en la sala Galileo Galilei de Madrid. No estaban solos, los acompañábamos yo y Nate, otro de mis corresponsales estadounidenses, del que iréis teniendo noticias próximamente. Esta ocasión, además de ser un encuentro musical muy esperado por todos, resultó ser emotiva también por la entrega que Riggy le hizo a Susu de su regalo de cumpleaños, que no fue otro que el vinilo del soberbio "Live at the Apollo" (1962) de James Brown. Y llegados a este punto, creo que ya deberíais tener clara la extraña conexión que leísteis en el título.
Riggy pasó unos días en Berlín este verano y, estando en una buena tienda de discos pensó que era la ocasión ideal para comprarle algo a Susu. No muy seguro de que su elección musical fuera certera, decidió llamarme para contrastar ideas. Resultó que yo estaba veraneando no muy lejos de allí, así que pudimos hablar y le recomendé que fuera a lo seguro. Así que para un tipo como Susu, que guarda con celo una grabación en VHS de un directo del "padrino del soul" y "rey del funk" que vio cuando ni siquiera tenía muy claro lo que eran el soul o el funk, una reedición en vinilo del que además pasa por ser uno de los mejores conciertos de la historia parecía una muy buena elección.
Así que Susu disfrutó por partida doble de la hora y media larga que duró el concierto de El Chojin, hora y media tras la que todos nos quedamos con ganas de más, y no porque el MC de Torrejón no lo hubiera dado todo sobre el escenario, sino porque la sucesión de canciones fue tan fluida y la relación con el público tan cercana que el concierto se pasó volando, sin que ninguno de los espectadores diéramos ninguna muestra de cansancio.
La compenetración y la interacción con el público son unas de las cualidades que marcan la diferencia entre los buenos músicos en directo y los grandes músicos en directo. Y si hubiera que destacar sólo una cosa de James Brown probablemente sería la de ser uno de los más grandes músicos en directo, porque realmente era un "showman" antes que un músico cuando se subía a un escenario, (lo que no disminuye su calidad como músico, como queda patente en todas sus grabaciones de estudio). Sus sorprendentes bailes y movimientos frenéticos mantenían al público con la mirada fija en él, y sus continuos gritos, inesperados alaridos y enfáticas peticiones de colaboración eran los que le permitían alargar las canciones a su gusto sin llegar a aburrir al público, que respondía de buena gana a todas estas exageradas pero fantásticas e inigualables actuaciones del showman. Por ejemplo, de los escasos cuarenta minutos del "Live at the Apollo", diez son de una sola balada, Lost someone, a lo largo de la cual James consiguió que el público gritara entusiasmado tras cualquier frase que repitiera o improvisara, mientras que inmediatamente después resumió en seis minutos ocho canciones. Uno de los momentos clave en la historia de los popurrís, sin duda.
De forma similar se las apañó El Chojin el sábado pasado para tenernos a todos contentos haciendo un repaso a su último álbum, "Striptease" (2007) sin olvidar las canciones con más repercusión de sus anteriores discos. En un momento dado anunció una de éstas con el consiguiente entusiasmo del público y la inevitable decepción cuando se vio interrumpida a los pocos segundos para ser sustituida, sin embargo, por otro gran tema que fue sustituido por otro clásico y así unas cuantas veces, consiguiendo arrancar al público una enorme ovación y, lo que es mejor, una gran sonrisa. Eso sí, un espacio aparte tuvo Lola, canción que todo el mundo en este país, (y parte del extranjero), debe conocer y admirar, que fue interpretada íntegramente, pese a que el artista reconoció que hacía tiempo que no la hacía en los escenarios madrileños por encontrarla algo quemada.
La capacidad de juntar en un tiempo limitado todas las canciones que quieres tocar y todas las canciones que tus fans quieren escuchar sólo se puede conseguir mediante trabajo, mediante ensayo y compenetración con los músicos, (o el DJ en el caso del rap). Y precisamente trabajo es de los sustantivos más asociados a la figura de James Brown, que no en vano era conocido como "the hardest working man in show business". En sus directos la banda entra perfectamente, (¡ay del que no lo hiciera!), en cada compás de cada canción y en cada cambio de ritmo, no dejando a veces ni un segundo sin música, con enlaces entre un tema y otro, por no hablar de la perfecta compenetración entre las, en ocasiones difíciles de entender, improvisaciones vocales de Brown y las respuestas de los músicos.
Así que el sábado vimos a El Chojin en su mejor estado de forma, susurrándonos al oído sus esperanzas y temores con el corazón en un puño, dejándose la voz para gritar a los cuatro vientos sus ideas sobre el mundo actual, despachando sentido del humor y crítica social a partes iguales, dando una clase magistral sobre cómo combinar estilo y mensaje en el rap y demostrando que es todo un "showman" y que tiene la medida del escenario bien cogida. Un Chojin que, en definitiva, es el de siempre y que probablemente siempre siga siendo igual de bueno, un Chojin que le habría encantado a James Brown.
James Brown ya ha aparecido en más de una ocasión en este blog, y El Chojin también ha tenido sus líneas de gloria. Sin embargo, me voy a permitir recuperarlos una vez más, y, para más sorpresa, juntos y revueltos.
El pasado sábado 13 mis chicos Riggy y Susu saldaron una cuenta pendiente con El Chojin, viéndolo en directo, en la sala Galileo Galilei de Madrid. No estaban solos, los acompañábamos yo y Nate, otro de mis corresponsales estadounidenses, del que iréis teniendo noticias próximamente. Esta ocasión, además de ser un encuentro musical muy esperado por todos, resultó ser emotiva también por la entrega que Riggy le hizo a Susu de su regalo de cumpleaños, que no fue otro que el vinilo del soberbio "Live at the Apollo" (1962) de James Brown. Y llegados a este punto, creo que ya deberíais tener clara la extraña conexión que leísteis en el título.
Riggy pasó unos días en Berlín este verano y, estando en una buena tienda de discos pensó que era la ocasión ideal para comprarle algo a Susu. No muy seguro de que su elección musical fuera certera, decidió llamarme para contrastar ideas. Resultó que yo estaba veraneando no muy lejos de allí, así que pudimos hablar y le recomendé que fuera a lo seguro. Así que para un tipo como Susu, que guarda con celo una grabación en VHS de un directo del "padrino del soul" y "rey del funk" que vio cuando ni siquiera tenía muy claro lo que eran el soul o el funk, una reedición en vinilo del que además pasa por ser uno de los mejores conciertos de la historia parecía una muy buena elección.
Así que Susu disfrutó por partida doble de la hora y media larga que duró el concierto de El Chojin, hora y media tras la que todos nos quedamos con ganas de más, y no porque el MC de Torrejón no lo hubiera dado todo sobre el escenario, sino porque la sucesión de canciones fue tan fluida y la relación con el público tan cercana que el concierto se pasó volando, sin que ninguno de los espectadores diéramos ninguna muestra de cansancio.
La compenetración y la interacción con el público son unas de las cualidades que marcan la diferencia entre los buenos músicos en directo y los grandes músicos en directo. Y si hubiera que destacar sólo una cosa de James Brown probablemente sería la de ser uno de los más grandes músicos en directo, porque realmente era un "showman" antes que un músico cuando se subía a un escenario, (lo que no disminuye su calidad como músico, como queda patente en todas sus grabaciones de estudio). Sus sorprendentes bailes y movimientos frenéticos mantenían al público con la mirada fija en él, y sus continuos gritos, inesperados alaridos y enfáticas peticiones de colaboración eran los que le permitían alargar las canciones a su gusto sin llegar a aburrir al público, que respondía de buena gana a todas estas exageradas pero fantásticas e inigualables actuaciones del showman. Por ejemplo, de los escasos cuarenta minutos del "Live at the Apollo", diez son de una sola balada, Lost someone, a lo largo de la cual James consiguió que el público gritara entusiasmado tras cualquier frase que repitiera o improvisara, mientras que inmediatamente después resumió en seis minutos ocho canciones. Uno de los momentos clave en la historia de los popurrís, sin duda.
De forma similar se las apañó El Chojin el sábado pasado para tenernos a todos contentos haciendo un repaso a su último álbum, "Striptease" (2007) sin olvidar las canciones con más repercusión de sus anteriores discos. En un momento dado anunció una de éstas con el consiguiente entusiasmo del público y la inevitable decepción cuando se vio interrumpida a los pocos segundos para ser sustituida, sin embargo, por otro gran tema que fue sustituido por otro clásico y así unas cuantas veces, consiguiendo arrancar al público una enorme ovación y, lo que es mejor, una gran sonrisa. Eso sí, un espacio aparte tuvo Lola, canción que todo el mundo en este país, (y parte del extranjero), debe conocer y admirar, que fue interpretada íntegramente, pese a que el artista reconoció que hacía tiempo que no la hacía en los escenarios madrileños por encontrarla algo quemada.
La capacidad de juntar en un tiempo limitado todas las canciones que quieres tocar y todas las canciones que tus fans quieren escuchar sólo se puede conseguir mediante trabajo, mediante ensayo y compenetración con los músicos, (o el DJ en el caso del rap). Y precisamente trabajo es de los sustantivos más asociados a la figura de James Brown, que no en vano era conocido como "the hardest working man in show business". En sus directos la banda entra perfectamente, (¡ay del que no lo hiciera!), en cada compás de cada canción y en cada cambio de ritmo, no dejando a veces ni un segundo sin música, con enlaces entre un tema y otro, por no hablar de la perfecta compenetración entre las, en ocasiones difíciles de entender, improvisaciones vocales de Brown y las respuestas de los músicos.
Así que el sábado vimos a El Chojin en su mejor estado de forma, susurrándonos al oído sus esperanzas y temores con el corazón en un puño, dejándose la voz para gritar a los cuatro vientos sus ideas sobre el mundo actual, despachando sentido del humor y crítica social a partes iguales, dando una clase magistral sobre cómo combinar estilo y mensaje en el rap y demostrando que es todo un "showman" y que tiene la medida del escenario bien cogida. Un Chojin que, en definitiva, es el de siempre y que probablemente siempre siga siendo igual de bueno, un Chojin que le habría encantado a James Brown.
3 comentarios:
Uff... me sacas el tema de James Brown en pleno empacho.
Todavía estoy digiriendo los volúmenes antológicos con los singles publicados por el Padrino del Soul que viene publicando Hip-O Select (y yo que pensé que la caja "Star Time" era suficiente!) y me he quedado un poco atascado con sus memorias, publicadas por Global Rhythm...
Cuando se me pase el dolor de estómago puede que caiga un post en "Almanaque de Otoño"...
Con los dos músicos que presenta, no sé por donde empezar...
A ver, Live at the Apollo es, aparte de uno de los mejores directos de la historia, un regalo de cumpleaños cojonudo.
El Chojin es, para mí, uno de los mcs más grandes que ha parido este país. Una de mis grandes espinas es no haber estado nunca en un concierto suyo. Pero cualquier persona que he conocido y ha estado en uno coinciden en que su entrega es total.
Y no me extraña, porque es una persona sumamente comprometida con lo que hace y con "sus 5000". O, por lo menos, esa es la sensación que se le queda a uno cuando escucha sus discos.
A James Brown tampoco le he visto nunca en directo y, ay, creo que no me va a quedar más remedio que imaginármelo viendo sus videos en el youtube o escuchando el Live at the Apollo.
Me ha gustado mucho este post tutifruti, señor Perro Lunar.
Un saludo!
Bien hilados los dos temas, cuando leí el título reconozco que pensé: ¿ein?
El hip hop es uno de los pocos géneros que me interesan poco o nada, ¡y eso es un pecado siendo de Torrejón! Pero conocí al Chojin no hace mucho en una cosa que organizó el Ayuntamiento y me llevé una impresión muy grata: es un tipo muy inteligente y sabe hablar muy bien. Además, nos concedió una entrevista al periódico en el que por aquel entonces trabajaba.
Pero todavía tengo una cuenta pendiente con el rap...
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