Después de un largo tiempo de espera se acabó el sufrimiento, aquí está la crónica del segundo y último día del Summercase catalán. Recordemos que nuestros héroes se habían retirado la primera noche algo más pronto de lo que hubieran deseado, por lo que al día siguiente llegaron con ganas de comerse el festival.
Nuestra entrada se produjo alrededor de las siete de la tarde con el objetivo de ver a los chavales de The Kooks porque nos molan sus canciones y el peinado de su cantante. No obstante, primero había que comprobar un nuevo elemento en la comparación Fib – Summercase: ¿sería tan fácil introducir alcohol en el recinto barcelonés como lo es en el castellonense? La respuesta es no. En el Fib la gente entra y sale tantas veces en un mismo día que los cacheos no pueden ser muy a fondo, pero en el Summercase la mayoría de la gente que entra ya no sale hasta que se va a casa, con lo que el registro es bastante exhaustivo. Además los pantalones pitillo propios de los modernos no ayudan nada a las labores de ocultación. No obstante, este perro pudo introducir su vodka mediante una combinación de oscuros ardides, oportunidad y suerte, pero creo que en líneas generales, los índices de alcohol de contrabando fueron muy bajos.
Con un pequeño retraso nos plantamos ante el escenario grande (me niego a utilizar los nombres comerciales) donde los Kooks ya estaban animando la tarde. Lo que más me llamó la atención de entrada fue el cambio de actitud que mostraban respecto a su actuación hace dos años en Benicàssim. Por aquel entonces acababan de sacar el disco de debut y estaban un poco acojonados tocando ante tanta gente. Recuerdo que el amigo Luke Pritchard (ése es el cantante, acabo de buscar su nombre en Wikipedia) se pasó todo el concierto semioculto bajo un enorme sombrero de paja. Ahora, dos años después y acostumbrados a ir petándolo por doquier, se muestran mucho más confiados, llegando incluso a lanzarse al público (tampoco es que fuera una cosa salvaje, pero vamos, que bien). El problema es que como tantos otros grupos jóvenes, algunos de los cuales aparecerán más adelante, sufren del “síndrome del segundo disco” (más serio, soso y aburrido que el debut) y la gente sólo se entregaba con las canciones del primero, básicamente porque son mucho mejores. En cualquier caso estuvo bastante bien, y seguro que hubiera estado mejor de haber actuado más tarde. Supongo que hay que poner a algún grupo medianamente fuerte por la tarde para que la gente vaya llegando.
Como The Breeders (Kim Deal de los Pixies y su hermana) no me llamaban mucho, me acerqué a ver a Dorian en la primera nota nacional del festival. Su disco no está mal en general, y la chica de los teclados me parece muy graciosa, siempre está como encantada de estar allí. Eso sí, su gran hit A cualquier otra parte que tanto me cautivó cuando lo conocí, ya no sé si me gusta o no de tanto oírlo. Hay que decir que Dorian son de Barcelona, con lo cual tenían al público ganado. Y al hilo de esto, un breve comentario que hago al aire. Algún mecanismo en mi cabeza ha unido dos hecho de los que soy consciente:
a) He oído varias veces que los organizadores del Primavera Sound (que también se celebra en Barcelona) se quejaban de que no les daban subvenciones por la ausencia de grupos catalanes en el cartel.
b) De los ocho grupos españoles que actuaron en el Summercase, seis eran catalanes y uno de Mallorca que canta en catalán.
Que yo no digo que fueran malos grupos, pero cabe preguntarse si su selección se debió sólo a criterios artísticos. Me gustaría saber cuánta gente fue a ver a Els Pets o Antònia Font en Boadilla del Monte a las seis de la tarde. En cualquier caso me parecería mal que se eligiera a unos grupos por encima de otros para recibir más pasta, pero puestos a hacerlo me parece muchísimo peor que se quedaran fuera los inconmensurables Manos de Topo, que también son de Barcelona y a los que les debo una entrada en el blog. Claro que ellos ya estaban pillados por el Fib (quizá los hermanos Morán desenfundaron más rápido), aunque eso no fue un problema para los insoportablemente ñoños Facto Delafé y las flores azules, que llevaron a los dos festivales sus cursis rapeados que dan ganas de matar.
Después estuve vagando intentando encontrarme con unos amigos, lo cual me permitió echar un ojo en todas partes y en ninguna. Así pude ver un rato a esos tipos tan extraños llamados Los Campesinos que tenían a la gente flipadísima a base de volverse locos con un xilófono y un violín entre otros argumentos, para después verme rodeado por gente de cuarenta años en adelante y con notable alopecia. Pensé que me había salido del festival, pero no, estaba en el concierto de los Stranglers. Bajo mi cabeza avergonzado para confesar que yo no les conocía de nada, pero me parecieron buenísimos. Me quedé hasta que acabaron porque esos cuatro cincuentones vestidos de negro estaban dando un conciertazo, yo creo que muchos de los asistentes habían comprado la entrada sólo para verles a ellos. Aunque no me sabía ninguna canción, mi fidelidad fue recompensada cuando tocaron una potente versión de All day and all of the night de los Kinks. ¡Bien por los Stranglers!
La noche ya había caído cuando salieron Kings of Leon, los entrañables hermanos de Tennessee hijos de un predicador. Aunque ya han modernizado su imagen (dejando atrás las melenas, barbas y pantalones rotos de sus inicios) sigue siendo patente su espiritualidad: el cantante insistía en que miráramos la preciosa luna llena sin darse cuenta de que en los festivales la gente va a mirarse los unos a los otros. En cualquier caso, dieron un gran concierto dejando patente que su directo está muy trabajado: muchas canciones, bien hiladas y con la banda sonando muy compacta. Quizá les falten hits, pero a mí me dejaron muy buen sabor de boca.
Se acercaba la hora de cenar y también la de tomar una decisión trascendental: ir o no al concierto de los Sex Pistols. De un lado: la posibilidad (probablemente única en la vida) de ver a un grupo mítico con innegable importancia en la historia del rock. Del otro: la fuerte sospecha de que aquello iba a ser una puta mierda. Al final nuestro grupo se dividió entre los que eligieron la música y los que prefirieron la pitanza, y yo fui de los segundos. La verdad es que el disco de los Pistols (porque no olvidemos que sólo tienen uno) nunca me ha emocionado demasiado, con lo cual descartaba el aspecto musical. Pero es que además el auténtico mito del grupo lleva treinta años muerto y Johnny "Rotten" Lydon podría tener gracia de joven, pero ahora da bastante asco.
Así pues, hubo un poco de tiempo muerto para pillar algo de comida en las franquicias basura del recinto (ay, esos puestos de kebabs del Fib…) y también para seguir practicando el entretenimiento lucrativo del festival. Resulta que hay que comprarse por un euro un vaso de plástico para que te sirvan ahí todas las consumiciones y ensuciar menos. Si lo devuelves al final, te devuelven tu euro, con lo que se evita que la gente llene el suelo con ellos. Lo que pasa es que según pasan las horas, con el desenfreno la gente los pierde, con lo cual basta ir recogiéndolos y devolviéndolos para ir recolectando euros que íbamos invirtiendo en copas. Todo el mundo gana.
Volvimos al escenario pequeño donde Blondie había triunfado la noche anterior para ver a otra hermosura de mujer: la brasileña Lovefoxxx y sus amigas de Cansei de Ser Sexy (que, dicho sea de paso, no son muy sexys). Como todo el mundo estaba en los Pistols pudimos situarnos bien adelante y fue muy divertido. Desde luego no es un grupo para escuchar tú solo en tu cuarto, pero para irse de fiesta y darlo todo son estupendas. Esta vez el problema con las canciones del segundo disco no es que fueran peores (que lo son) sino que aún no había salido, con lo que nadie las conocía. Aún así, la entrega absoluta de Lovefoxxx consiguió poner a todo el mundo a bailar, algo que es imposible no hacer cuando suena su irresistible Let’s make love and listen Death From Above. Por cierto que los modelitos que se gasta esa mujer son indescriptibles.
La una de la mañana es un momento álgido en esta clase de festivales, y los promotores habían reservado sabiamente ese momento para todo un seguro en directo: los Kaiser Chiefs. Claro que no creo que hubiera mucha gente entre el público que les viera por primera vez, ya que estuvieron en el Summercase del año pasado y en el Fib del anterior, además de sus giras habituales. Poco importa eso en cualquier caso, el colega Ricky Wilson sigue conectando con la gente con su rock cervercero, su actitud hooligan y sus trucos escénicos como trepar el lateral del escenario. Además, el primer disco de los Chiefs está lleno de canciones coreables, de lololo’s y nanana’s y estribillos sencillos, con lo que la participación del público está siempre asegurada. Lástima que, si exceptuamos Ruby, no pueda decirse lo mismo de su continuación. En palabras del propio Wilson: “En este disco (el tercero, que sale ahora) al contrario que en el anterior, no sobra ni una nota. En nuestro segundo trabajo buscábamos ser más solemnes y maduros, perdimos el aspecto bailable del primero. Ahora deseamos volver a hacer canciones para que nuestros fans salten y se tiren de los escenarios, queremos reclamar la pista de baile”. A ver si es verdad majo, porque otro disco como el segundo y rompéis la racha de invitaciones a festivales fijo.
En un momento dado subieron al cantante de invitado al cantante de Bloc Party, lo cual sorprendió, dado que su grupo no estaba en el cartel. Como no se debe saber ninguna canción se limitó a tocar las maracas. Aunque parece ser que Kele Okereke (vaya juego que está dando la Wikipedia hoy) no sólo tocó eso sino también las pelotas de John Lydon, con el que intercambió rockeros puñetazos en el backstage. Poco importan las diferentes versiones de la trifulca, ya que si no había nadie grabándolo para subirlo a YouTube es como si no hubiera pasado.
Y con esto nos plantamos en la última hora de la programación, momento de cerrar el cartel. Para los que ya iban finos estaba la opción de gastar zapatilla con Tiga, pero el broche oficial lo tenía que poner el único grupo patrio no sospechoso de afinidades regionales, un grupo importante, simbólico, amado y odiado. Naturalmente me refiero a Los Planetas. Supongo que no hace falta anda ahora hablando de la trayectoria del grupo ni de las múltiples reacciones que despierta, ni decir que a Jota no se le entiende cuando canta. Sí me permitiré recordar que en este blog ya apuntamos que su último y celebrado trabajo de ínfulas flamencas nos parece una piedra muy difícil de tragar. Yo ya iba prevenido y sabía que eso ocupaba la primera parte del concierto, con lo que ni molesté en acercarme y lo seguí tumbado en la poca hierba que había por ahí. Pero cuando escuché las únicas dos buenas canciones del disco (ellos lo saben, por eso las dejan para el final) me acerqué al escenario sabiendo que empezaba lo bueno.
Vale que nunca van a ser un espectáculo en directo, pero lo cierto es que no hubo frialdad y sí transmitieron, además de elegir un repertorio con el que era difícil fallar: Corrientes circulares en el tiempo, Santos que yo te pinté, Un buen día, Devuélveme la pasta, Canción del fin del mundo… Puede que a los más fans les pareciera demasiado típico, pero a mí me vino perfecto y lo disfruté un montón. Para concluir tuvimos un episodio absolutamente extraordinario en un festival: ¡hubo bises! Cerraron definitivamente con Pesadilla en el parque de atracciones, que resulta que es mi canción preferida de las suyas. Pegar botes gritando “te pareces bastante a Satán” fue una manera perfecta de clausurar el festival.
Lástima que de nuevo nos echaran a las cinco cuando de allí no se quería ir nadie, pero nos fuimos contentos. ¿Volveremos?
7 comentarios:
The Stranglers son uno de los grupos nuevaoleros más interesantes...
Si te han gustado, te recomiendo su primer disco ("Rattus Norvegicus"), que es una joyita de la época...
Qué pena no poder leer todavía la entrada entera, pero me quedo con algunos nombres, como siempre (jejeje). Manos de topo no me están convenciendo mucho, y el nuevo de Kings of Leon no está mal, pero antes eran mi ojillo derecho, los prefería cazurros.
¿No mediasteis en la pelea entre Sex Pistols y Bloc Party? (yo ahí iba con los Pistols XD).
Cuando tenga tiempo leeré con tranquilidad y podré comentar algo con un poco de chicha. ¡Saludos!
(en relación al artículo de joy division publicado hace un año en "aula")
no tuve oportunidad de ver como quedó el resultado en papel, pero la parte a la que haces referencia en aquella entrada (en la que nunca te he podido comentar, no me cargaba el panel de comentarios) no la escribí yo, la añadió el editor. Normalmente yo les mando un resumen de cosas y el lo redacta.
Solo era eso.
Un abrazo.
m
Por el cráter Vitruvius, ya es la tercera vez que hablamos de alguien y nos responde en persona (antes fueron Tr3s Monos y Pigmy). Se ve que este blog tiene pocos comentaristas pero selectos.
Querida Eme, si la pobre redacción no fue tu culpa recibe mis sinceras disculpas lunares, aunque me parece regular que pongan como autor a quien no lo ha redactado, pero vamos, que eso ya es tema suyo.
Un saludo!
Lo sé. De hecho hay un 3 o 4 artículos a mi nombre que no escribí yo. Pero bueno, tampoco sé el nombre del buen editor. O editora. Ya que solo les paso información recopilada y apuntes en algunos casos. Luego hay otros artículos (el de pizzicato five, tegan and sara, beach boys, daft punk, nirvana y grand master flash los escribi y redacté yo).
No te preocupes, solo quería aclarartelo.
un abrazo.
m
Hablando de Johnny Rotten, os recomiendo la lectura de su autobiografía "Rotten: No Iris, No Blacks, No Dogs"!
http://mypoorrheumaticback.blogspot.com/2008/11/john-lydon-no-tan-podrido.html
Leí este post hace tiempo. La conocida "Ley de Murphy" impidió que pudiera comentar entonces.
Sólo quería decir que me gustó mucho cómo quedó (¿está quedando?) la crónica del último Summercase: veo por ahí vuestra reivindicación para con Manos de Topo, y ahora lo entiendo.
Por cierto, The Kooks, Los Campesinos, Kings of Leon y Kaiser Chiefs son algunos de mis grupos Great de este año. ;-)
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