Queridos amigos, aquí está la segunda parte del especial navideño, que he preferido dividir para no abrumaros con exceso de información. Si en la primera entrega nos movimos más cerca de los terrenos de Susu, vamos ahora con los aspectos más riggiescos de la velada.
Como ya os dije, empecé regañando a los muchachos para que no se relajen. Lo que más me disgusta es la irregularidad y la escasez de sus actualizaciones, pero eso se lo perdono porque sé que llevan vidas atareadas. Lo que desde luego no tiene justificación, y así se lo hice saber, es que Riggy no haya escrito una sola palabra del último discazo de Bright Eyes que lleva por título Cassadaga, sobre todo después de lo mucho que lo ha rayado este año y de que se puso en primera fila para ver la actuación del señor Conor Oberst y su banda en el Fib. Las siempre interesantes letras de Conor van vestidas esta vez mejor que nunca con cuerdas y vientos, resultando un disco que enlaza con la mejor tradición de los compositores estadounidenses que intentan capturar el alma y la esencia de su país con unos cuantos acordes; y eso había que dejarlo patente.
Riggy trató de defenderse de mis ladridos como pudo: “Está claro que Cassadaga ha sido de lo mejorcito del año, pero es que el blog ha empezado a andar en tiempos ya otoñales, y cuando llega el frío yo prefiero refugiarme en otro songwriter de aires folkies con el mismo aura de genio loco y aún más prolífico: el gran Ryan Adams.” Este hombre saca tantos discos que a mí me cuesta encargarlos todos para seguirle la pista, lo di por imposible cuando lanzó siete álbumes en el periodo 2003-2005. Le pregunté a Riggy por su favorito, y después de pensarlo un poco proclamó: “Creo que me quedo con Demolition” (2002). Me sorprendió mucho, dado que está considerada una obra menor y no es muy querido por la crítica, debido a que son maquetas sueltas rescatadas de sesiones acústicas y poco cuidadas. “Pero esa desnudez es lo que hace que las canciones sean tan frías y te entren hasta los huesos como un bisturí”, contestó Riggy. Al ver que se ponía tan trascendental yo le di la razón.
Para relajar un poco el ambiente, Susu empezó a hablar de música negra, hasta que en un momento dado en que la conversación giraba en torno al hip-hop de la old skool, Riggy metió baza y nos llevó a su cuarto para enseñarnos su vinilo de Sugarhill Gang que incluye el mítico Rapper’s Delight. Naturalmente, una vez en el rincón vinilero, ya estábamos perdidos. Que si mira el primero de los Strokes con la portada americana porque censuraron la original, que si ojo a las pintas de Ariel Rot en el debut de Tequila... Pero cuando Riggy nos impresionó realmente fue cuando nos mostró su copia del Cheap Thrills de Big Brother & The Holding Company, el disco del ’68 que hay que tener en vinilo para disfrutar de la increíble portada a cargo del popular dibujante Robert Crumb. A medida que la aguja avanzaba por sus surcos comenzamos a levitar con las desgarradoras interpretaciones vocales de Janis Joplin: Summertime, Piece of my heart…hasta llegar a los nueve minutos de clímax de Ball and chain, que nos dejaron exhaustos.
Como ya os dije, empecé regañando a los muchachos para que no se relajen. Lo que más me disgusta es la irregularidad y la escasez de sus actualizaciones, pero eso se lo perdono porque sé que llevan vidas atareadas. Lo que desde luego no tiene justificación, y así se lo hice saber, es que Riggy no haya escrito una sola palabra del último discazo de Bright Eyes que lleva por título Cassadaga, sobre todo después de lo mucho que lo ha rayado este año y de que se puso en primera fila para ver la actuación del señor Conor Oberst y su banda en el Fib. Las siempre interesantes letras de Conor van vestidas esta vez mejor que nunca con cuerdas y vientos, resultando un disco que enlaza con la mejor tradición de los compositores estadounidenses que intentan capturar el alma y la esencia de su país con unos cuantos acordes; y eso había que dejarlo patente.
Riggy trató de defenderse de mis ladridos como pudo: “Está claro que Cassadaga ha sido de lo mejorcito del año, pero es que el blog ha empezado a andar en tiempos ya otoñales, y cuando llega el frío yo prefiero refugiarme en otro songwriter de aires folkies con el mismo aura de genio loco y aún más prolífico: el gran Ryan Adams.” Este hombre saca tantos discos que a mí me cuesta encargarlos todos para seguirle la pista, lo di por imposible cuando lanzó siete álbumes en el periodo 2003-2005. Le pregunté a Riggy por su favorito, y después de pensarlo un poco proclamó: “Creo que me quedo con Demolition” (2002). Me sorprendió mucho, dado que está considerada una obra menor y no es muy querido por la crítica, debido a que son maquetas sueltas rescatadas de sesiones acústicas y poco cuidadas. “Pero esa desnudez es lo que hace que las canciones sean tan frías y te entren hasta los huesos como un bisturí”, contestó Riggy. Al ver que se ponía tan trascendental yo le di la razón.
Para relajar un poco el ambiente, Susu empezó a hablar de música negra, hasta que en un momento dado en que la conversación giraba en torno al hip-hop de la old skool, Riggy metió baza y nos llevó a su cuarto para enseñarnos su vinilo de Sugarhill Gang que incluye el mítico Rapper’s Delight. Naturalmente, una vez en el rincón vinilero, ya estábamos perdidos. Que si mira el primero de los Strokes con la portada americana porque censuraron la original, que si ojo a las pintas de Ariel Rot en el debut de Tequila... Pero cuando Riggy nos impresionó realmente fue cuando nos mostró su copia del Cheap Thrills de Big Brother & The Holding Company, el disco del ’68 que hay que tener en vinilo para disfrutar de la increíble portada a cargo del popular dibujante Robert Crumb. A medida que la aguja avanzaba por sus surcos comenzamos a levitar con las desgarradoras interpretaciones vocales de Janis Joplin: Summertime, Piece of my heart…hasta llegar a los nueve minutos de clímax de Ball and chain, que nos dejaron exhaustos.
Como buenos aficionados a la poesía que somos, para reponernos estuvimos disfrutando del maravilloso disco en el que Joan Manuel Serrat puso música a sus versos favoritos de ese poeta de campo y rabia que fue Miguel Hernández. Es impactante escuchar como al Noi del Poble Sec le tiembla el corazón en la garganta al proclamar que para la libertad sangra, lucha y pervive. Claro que siempre es más fácil emocionar al oyente cuando se dispone de una materia prima del nivel de Elegía, Nanas de la cebolla o El niño yuntero.
No es fácil mezclar bien música y poesía, como tampoco lo es fusionar el flamenco con otros géneros, que como ya hemos señalado, es algo que muchos intentan pero pocos consiguen. Aquí hubo que hablar necesariamente de lo último de Los Planetas, ese disco con guiño a Camarón en el título que es La leyenda del espacio. Más que una combinación de flamenco con pop-rock, lo que han hecho los granadinos es darle un cierto barniz aflamencado a su sonido de siempre, que se hace especialmente evidente en las letras. Eso sí, a J sigue sin entendérsele la mitad de lo que dice. Es un paso interesante y arriesgado, pero en mi opinión, salvando el pegadizo single Alegrías del incendio y su original videoclip, el disco es más bien pesado. Cabe preguntarse si algún día habrá un cantaor que no sea Enrique Morente que se atreva con los voltios del rock, ya que colabora aquí de la misma manera que lo hizo con Lagartija Nick o Amaral.
Como sabéis, de ahí la conversación saltó a Pitingo, y después decidimos andar hasta casa de Susu. Hay que decir que por el camino Riggy no paró de pegar brincos mientras canturreaba Torn on the platform, una canción de un tipo británico con el curioso nombre de Jack Peñate que conocimos gracias a nuestra amiga Pat. No he escuchado el resto de su disco de debut, pero bien que salté junto a Riggy, porque este tema con cierta sonoridad ska te obliga a dar botes te guste o no.
Ya en su buhardilla Susu nos deleitó con una interpretación de If you see her, say hello, tras de la cual Riggy se vio forzado a admitir que, aunque vaya de modernito, para muchas cosas es más clásico que el chorizo y sus discos favoritos del amigo Robert Zimmerman son los de sus inicios, es decir: The freewheelin’ y The times they are a-changing. Se puede estar de acuerdo o no, pero no cabe duda de que la penetrante voz de Dylan hablando de cambio social, libertad, apocalipsis, injusticias y esperanza acompañado sólo por su guitarra de palo no es un asunto cualquiera. También confesó Riggy que bastante tiene con abarcar toda su obra como para encima perderse en las miles de versiones que existen de sus canciones, y que lo que más le ilusiona de las novedades relacionadas con Dylan es el prometedor y atípico biopic cinematográfico I’m not there, en el que nuestro ídolo es interpretado entre otros por un niño negro y una mujer. Sólo por las fotos de Cate Blanchett caracterizada ya nos morimos de ganas. Por último, nos echamos unas risas pensando si el viejo Bob será consciente de que Madrid está lleno de carteles en los que dice cosas sobre el agua para la Expo de Zaragoza.
Más tarde, hablando del Chojín, pasamos a lo de los discos buenos con portadas horrendas. La apuesta de Riggy fue para otro disco que gusta por igual a mis dos muchachos: el Alright, still de Lily Allen. El brillante y fresco álbum de la señorita Allen se vio duramente castigado con una espantosa composición que incluye una mano haciendo los cuernos, un león con corona y un bull terrier con gorro de policía. Por si esto fuera poco, la pobre Lily (que a Riggy le parece muy atractiva, sobre todo cuando lleva flequillo) aparece con pinta de llevar tres días seguidos sin dormir. Ya en el bar, los tres dimos rienda suelta a nuestra vena de porteras comentando el bombo que le ha hecho Ed Simons, de los Chemical Brothers (el que no lleva gafas). Antes de volver para casa alzamos nuestros botellines y brindamos por que cuando llegue el verano de 2008, tengamos nuevo disco de nuestro querido Morodo, ya que todo el reggae y el hip hop que contenía su Cosas que contarte (2004) nos lo sabemos ya de memoria.
Y como ya os conté, mientras Brian Wilson comenzaba a cantarnos aquello de I've been in this town so long that back in the city I've been taken for lost and gone… despedimos el año felizmente y en paz.
9 comentarios:
* A Susu: Muy buena tu mención a Bright Eyes... Yo también me he sentido en deuda con él al final del año. Y una preguntilla: ¿Has escuchado a Kate Nash (Made of Bricks, 2007)? Para mí, mejor (y con más gusto) que Lily Allen... ;-)
* A Riggy: ¡Madre mía! Me temo que no nos va a quedar más remedio que escuchar la banda sonora de I'm Not There (¡2 CDs repletos de versiones de Dylan: Cat Power, Sufjan Stevens, Yo La Tengo, Iron & Wine, Charlotte Gainsbourg...!). ;-)
Gracias por otra entrada buenísima.
Le cedo a Riggy la enhorabuena por Bright Eyes porque fue él quien los mencionó aquella noche. Yo me avergüenzo mucho, pero ni los conocía. Como tampoco conozco a Kate Nash, pero me la apunto y ya te comentaré.
"I'm not there" habrá que verla y, por supuesto, habrá que escucharla. Yo soy un gran deboto de las versiones de Dylan porque suelen gustarme más que las originales, así que... estad atentos.
Gracias Karmen por tus amables comentarios.
Susu debería avergonzarse de no conocer a Bright Eyes, pero no tanto como de haber escrito "deboto". Se está jugando una colleja lunar...
Justificarme sería ruin y zafio, pero es que la b y la v están muy cerca y no volví a leer lo que escribí. Merézcome unas cuantas collejas de esas.
No te preocupes, Susu, te creo. No se merece una colleja. ;-) Por cierto, yo también me he apuntado el Demolition de Ryan Adams: no sabía que existía... :-(
A mi también me pareció una patada a la vista lo de "deboto", pero confiaba en que había sido un error provocado por la rápidez del tecleo...
Sobre este post, tengo que decir que a Riggy le agradeceré siempre el descubrirme a Ryan Adams. Y es cierto, Demolition tiene unas canciones preciosas como "Dear Chicago", "Desire", "Tenessee Sucks", "Chin up, cheer up"...
Por supuesto, ¡cómo nos ibamos a olvidar de "Rapper's Delight"! Pena que ese vinilo en concreto sea de la versión acortada de la canción, y no en sus grandiosos 14:37 minutos de puro old skool. Eso sí, yo comprobé que la parte más importante sí está, esa estrofa que empieza con: "have you ever went over a friend's house to eat, and the food just ain't no good??"
Por último, gracias por la referencia a mi junto con Jack, aunque yo esperaba que lo hicieras con Lily ;) En cualquier caso, me alegro de que lo pasarais bien los tres, gracias siempre por los intercambios musicales y espero que en el 2008 compartamos mucho más. Un beso!
Gracias por desenmascarar a Los Planetas, el disco es un rollazo y punto.
¿Qué decir sobre el Cheap Thrills, o sobre el disco de Serrat por Miguel Hernández? Eso es clase y lo demás son tonterías (y en plástico, ¡qué envidia!).
Tengo que decir que soy un ignorante del flamenco, pero he seguido a Susu y me he comprado el disco de Pitingo. Me parece precioso, muy muy interesante. Seguiremos atentos a vuestras recomendaciones.
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