Ayer por fin lo hice. Sí, señoras y señores. Ayer por la mañana se me pegaron un poco las sábanas y, en vez de salir disparado de casa mirando el reloj cual conejo blanco, pensé: "si voy a llegar tarde al trabajo voy a hacerlo bien". Así que me hice un zumo, me duché tranquilamente, me tomé un tiempo para pensar qué me iba a poner y, sobre todo, me tomé un buen tiempo para pensar qué música iba a escuchar en el trayecto. Escuchar música yendo a clase o al trabajo por la mañana es todo un arte, una decisión que puede marcar el resto de tu día. Y la de ayer vaya si lo marcó.
La elegida fue la banda sonora de la película blaxploitation "Coffy", de Roy Ayers, una de las mejores de su género y un disco de jazz-funk impepinable. Nada más salir de casa sonó en mi reproductor la primera canción del álbum, el tema principal de la película, Coffy is the color. Como por arte de magia (musical), las soleadas calles que hay desde mi casa al metro se habían convertido en Harlem y yo en el más auténtico de los pimps, caminando de forma chulesca al encuentro de mi limo.
Al salir de la limo, y a medida que me iba acercando al trabajo, todo dejó de ser tan apacible, porque advertí la presencia de la mismísima Pam Grier, que me perseguía pistola en mano. La verdad es que me lo merecía, porque había sido malo, muuyyy malo, llegando tarde al curro. Así que no tuve más remedio que ir escondiéndome por las esquinas y los portales mientras sonaba Aragon.
La elegida fue la banda sonora de la película blaxploitation "Coffy", de Roy Ayers, una de las mejores de su género y un disco de jazz-funk impepinable. Nada más salir de casa sonó en mi reproductor la primera canción del álbum, el tema principal de la película, Coffy is the color. Como por arte de magia (musical), las soleadas calles que hay desde mi casa al metro se habían convertido en Harlem y yo en el más auténtico de los pimps, caminando de forma chulesca al encuentro de mi limo.
Al salir de la limo, y a medida que me iba acercando al trabajo, todo dejó de ser tan apacible, porque advertí la presencia de la mismísima Pam Grier, que me perseguía pistola en mano. La verdad es que me lo merecía, porque había sido malo, muuyyy malo, llegando tarde al curro. Así que no tuve más remedio que ir escondiéndome por las esquinas y los portales mientras sonaba Aragon.
Nadie quiere cruzarse en el camino de Pam Grier.
Conseguí escaparme y durante el tiempo que estuve en mi despacho me sentí más a salvo. Pero la verdad es que la seguridad no duró mucho, ya que también me escaqueé de la habitual comida rápida con los compañeros de trabajo y me fui a disfrutar de una pausada sobremesa con mi novia en El Rey de Tallarines. De camino al restaurante fui midiendo muy bien mis pasos, cubriéndome las espaldas y asegurándome de que no me siguiera la temible vengadora Coffy, mientras sonaba Brawling broads.
Reconozco que después de la comida volví al despacho, aunque debería haberme ido a dormir la siesta, pero fue por poco tiempo y porque tenía que recoger unas cosas. Después me fui a casa orgulloso de ser malo, y le dije al chófer que pusiera bien alto el volumen cuando empezó a sonar King George, ("he's a pimp, he's a pusher, cause he's the king..."). Pero en seguida reapareció la incasable Pam Grier dispuesta a dejarme la limo como un colador, lo cual evitamos con una furiosa persecución por las calles de Harlemadrid, ambientada con el ritmo frenético de la canción Escape. Efectivamente, escapamos de nuevo de sus garras y llegué por fin sano y salvo a casa.
Un día como el de ayer se merece un final como el que tuvo, un buen final. A buen entendedor pocas palabras bastan, y tampoco quiero daros más detalles; sólo os diré que, como en esta escena de la película, la canción que sonaba era Making love.
Reconozco que después de la comida volví al despacho, aunque debería haberme ido a dormir la siesta, pero fue por poco tiempo y porque tenía que recoger unas cosas. Después me fui a casa orgulloso de ser malo, y le dije al chófer que pusiera bien alto el volumen cuando empezó a sonar King George, ("he's a pimp, he's a pusher, cause he's the king..."). Pero en seguida reapareció la incasable Pam Grier dispuesta a dejarme la limo como un colador, lo cual evitamos con una furiosa persecución por las calles de Harlemadrid, ambientada con el ritmo frenético de la canción Escape. Efectivamente, escapamos de nuevo de sus garras y llegué por fin sano y salvo a casa.
Un día como el de ayer se merece un final como el que tuvo, un buen final. A buen entendedor pocas palabras bastan, y tampoco quiero daros más detalles; sólo os diré que, como en esta escena de la película, la canción que sonaba era Making love.
8 comentarios:
Chulísima entrada, me ha gustado mucho. Esta peli en concreto no la he visto pero, sin ser fan, me mola la blaxploitation y sí que me he tragado varias. Me la apunto, así como la banda sonora.
En cuanto a lo de la elección de la música que nos va a acompañar: el Evangelio. ¡Cuántas veces no habré llegado yo tarde a clase por pasarme minutos de reloj decidiendo qué cinta o CD ponía en el walkman o discman?
Ahora con el mp3 la cosa ha variado un poco, sales a la calle y pierdes un rato escogiendo canción en el aparatito. Pero vamos, que todavía estoy a un tris de llegar tarde al trabajo por culpa de no decidirme a ver qué dichoso compact meto en la radio del coche.
Un abrazo!
Pues a mí el mp3 me ha complicado la decisión, porque antes, con las cintas o los cedés, podía verlos y, de un vistazo, siempre había alguno que me llamaba más la atención: "zas, éste". Pero ahora se trata de un ejercicio más mental: "a veeer... ¿qué me apetece escuchar hoy...?".
No, es verdad, y a mí me ha pasado, con estos iPods de tantos Gigas, de llegar a mi destino y no haber escuchado nada, por haberme pasado todo el trayecto por la calle dándole a la ruedita eligiendo "la canción idónea".
Por el cráter Vitruvius, qué grande este post.
Es un tema muy serio lo de elegir la música antes de salir de casa. A mí el ipod me ha solucionado un problema tremendo que tenía cuando iba con discman:
Para ir a la uni tengo una hora de ida y otra de vuelta, entonces me podía resultar más o menos difícil elegir qué quería escuchar a la ida, pero lo que ya era terrible era elegir el disco que me iba a apetecer escuchar a la vuelta varias horas después.
Ahí estaba yo, llegando tarde y repasando el día que me esperaba para elucubrar sobre el estado de ánimo en el que me iba a encontrar al volver a casa y elegir la música en función de ello. Tremendo.
Más razón que un santo, Riggy, en lo de elegir la música del trayecto de vuelta, en base a los estados de ánimo. ¿Cómo voy a saber yo qué me va a apetecer escuchar a mediodía, tras 5 ó 6 horas de clase, a lo mejor el clima ha cambiado y tengo la cebza como un bombo?
Y esa típica frase de no acordarse a las 3 d ela tarde de lo que hay en el walkman/discman, comprobarlo y pensar: "¿Cómo pude querer escuchar esto a las siete y media de la mañana?"
jodo tio...
asi da gusto!!
vaya un chinorri como hace los tallarines (lo visualice en el video que ponia en el enlace q dejastes...) y, mejor, vaya manera de acabar el dia (aunq espero q no negaras tu nacionalidad españoloide casposa y cambiaras el vino por don simon y la chimenea por la estufica de butano... )
take care
2.0
... para los fans del Blaxploitation y forofos del wah wah en general, si tenéis un ratillo, tenemos una playlist publicada en yes.fm,
http://www.yes.fm/radio/Blaxpoitation ...
Pues tiene muy buena pinta.
¡Muchas gracias por el consejo, kiko fuentes!
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