30 noviembre 2007

Deluxe

La Riviera - 24 Noviembre 2007

Efectivamente, como bien dice el amigo Susu, el pasado finde estuve por la Tierra. De hecho hice noche para quedarme dos días porque tenía sesión doble. El sábado estuve viendo como Deluxe actuaba por primera vez en su carrera en La Riviera…y vendía todo el papel, lo cual tiene mucho mérito. Lleno hasta la palmera para asistir a la presentación oficial en la capital (aunque lleva meses en las tiendas) de Fin de un viaje infinito, el sensacional cuarto disco de su carrera y primero con una multi, que ha cosechado múltiples y merecidos elogios.

Xoel debe estar muy satisfecho de su último trabajo, tanto que se tomó a pecho lo de la presentación y tocó el disco enterito, sin dejarse ni una, e hizo bien porque no tiene una sola canción mala. Contrastó este trato de favor hacia el nuevo retoño con el desprecio infligido al anterior, el irregular Los jóvenes mueren antes de tiempo, aquél con el que se decidió a dar el salto definitivo al castellano y del que sólo rescató Extraña habitación.


Si bien en el estudio Deluxe y Xoel son la misma cosa, el gallego tiene la suerte de contar con unos fantásticos músicos de acompañamiento para los directos, que no sólo suenan bien sino que se creen las canciones y las defienden con la misma pasión que el vocalista. Además de los habituales intérpretes de guitarra, bajo, batería y teclados, cuenta con un trío de trombón, saxo y trompeta que le da grandeza al asunto y que cobró especial protagonismo durante una larga y soulera interpretación de Hey brother!, única concesión a su pasado anglófono.

Esta abundancia de músicos entregados sirve para descargar de responsabilidad escénica a Xoel, que parece un tío muy majo, pero no tiene pinta de ser el que te anima una fiesta. A su natural timidez hay que añadirle que parecía realmente emocionado por la respuesta del público y de hecho así nos lo hizo saber en más de una ocasión. Por cierto que como es costumbre en él, llevaba un look impecable. No le digáis a Riggy que os lo he contado, pero él fue una vez a la peluquería con una foto de Xoel para que le dejaran igual.

En fin, que aunque el muchacho no sea un torbellino, aquello se estaba grabando para un DVD, así que para deleite de todos nosotros, no escatimó en efectos como bajarse a tocar entre la gente, dejar que el público cantara a capella, tocar por detrás de la cabeza, ensayar hermosos juegos de luces y hasta se permitió un cañón de confeti. El espectáculo no perdió ritmo en ningún momento gracias a un cuidado equilibrio entre los momentos de mayor volumen y los más intimistas y acústicos en los que prescindía de la banda. La gente estaba entregada y el clímax se alcanzó con el ya clásico Que no.


Es bien sabido que desde que se pasó al castellano, Xoel ha ido distanciándose expresamente de todo el mundillo indie y de influencias anglosajonas, hasta el punto de que yo le oí declarar una vez que se sentía más próximo a Julieta “me duermo mientras canto” Venegas que a Franz Ferdinand. Así que, sin perder su afición por las versiones ajenas, ya no se marca temas de los Who, Bowie o los Smiths como hiciera antaño, sino que españoliza el So alive de Ryan Adams para reconvertirlo en Mejor. Y no sólo eso, sino que en una decisión que sólo merece sonoras ovaciones, reivindicó todo un clásico del pop nacional, una canción que yo adoro, Perlas ensangrentadas, de Alaska y Dinarama, compuesta por Carlos Berlanga. Cuando empezó a cantarla yo no me lo creía de la emoción, qué bonito es que te den esas sorpresas en un concierto. Luego me he enterado de que en realidad lleva más de un año haciendo esa versión, y hasta la interpretó en el tristemente desaparecido Ipop de La 2.

Para darle brillo al evento y teniendo en cuenta que el concierto va a ser publicado, muchos fueron los invitados que se dieron una vuelta por allí. Pasando lista de los más conocidos: En Colillas en el suelo subió Amaro Ferreiro, hermanísimo de Iván que ha sacado un disco sin que nadie se haya dado por enterado, y que si ya es bajito de por sí, al lado del espigado y baloncestista Xoel parecía un gnomo perverso. Al igual que en el disco, A un metro de distancia tuvo la voz de Sara Íñiguez, del grupo Rubia, y que junto a Leiva (Pereza), Juan de Dios (músico de Deluxe) y el propio Xoel, forma los One hit wonders, un grupo con el que hacen versiones de clásicos del rock’n’roll por los garitos de la capital. Desgraciadamente no se la oía muy bien, igual que tampoco se escuchó muy nítidamente a esa maravillosa mujer que es Eva Amaral, que junto a Juan Aguirre (mohíno con el gorrico como siempre) echaron una mano en Gigante. Como invitado más sorprendente (por la diferencia generacional), estuvo Josele Santiago, que durante muchos años fuera líder de Los Enemigos. Su voz grave y profunda hizo que De tanto callar sonara aún mejor que la original.




Por motivos extramusicales, hay que destacar la aparición tocando la trompa del chanante Julián López. Actualmente ocupado en interpretar a Perro Muchacho o mi favorito, El hombre asqueroso en Muchachada Nui, fue recibido al grito de “Vicentín, Vincentín”, en recuerdo de su popular personaje en La Hora Chanante, que alcanzó la fama gracias a su mítico duelo de bailes. Este hombre también toca la trompa en el disco, y es que la conexión Deluxe-Chanante viene de atrás. Xoel apareció en un sketch (desgraciadamente no está en YouTube) y Julián López y Ernesto Sevilla tienen un cameo en el videoclip de Tanto rollo con el infierno. No lo he comprobado en ningún sitio, pero juraría que ayer mismo se escribió un nuevo capítulo de estas colaboraciones porque el profesor del episodio del joven Rappel tiene toda la pinta de ser el cantante gallego. (Edito: me dicen que no) Me pregunto si a alguien le interesará todo esto.



Frikadas aparte, la cuestión es que fue un concierto estupendo y una noche especial. El artista estaba encantado, la gente también y todos lo pasamos magníficamente, como seguro que lo haremos en más ocasiones. Xoel tiene talento de sobra para seguir haciendo buena música durante mucho tiempo.

29 noviembre 2007

Mos Def - "Mos Definite"

Frequent Music - 2007
Corría el año 2001 cuando el Perro Lunar me dio una de sus primeras collejas interplanetarias. Después me ha dado muchas más, sin ir más lejos, este fin de semana ha estado por Madrid y me ha dado una bastante importante. La de hace seis años, en concreto, fue porque yo iba por ahí diciendo que me gustaba el hip-hop no comercial y había dejado pasar a un tal Mos Def. ¡¡Toma colleja!! Y es que me la merecía.

Yo no lo sabía por entonces, pero no tardé en darme cuenta de que Mos Def era el nombre de uno de los salvadores del hip-hop, o eso se suponía. Venía haciéndose notar algún tiempo ya, dentro de la discográfica Rawkus, que era la casa en la que residían prácticamente todos los supuestos salvadores del hip-hop. Andaba con buenas compañías: en discos de De La Soul, Common, The Roots..., y se había aliado con Talib Kweli, otro salvador, para grabar una obra maestra en 1998: "Black Star". Sin embargo, no fue hasta 2000 cuando tuvo su bautizo de fuego en solitario, con "Black on both sides", uno de los mejores discos de hip-hop de la historia, como lo oyen. Y yo me lo estaba perdiendo; era comprensible la colleja.

Más tarde llegaría la explosión de la carrera como actor de Mos Def en Hollywood, que todavía continúa hoy en día, y eso fue, inevitablemente, apartándolo poco a poco de la música. Publicó un disco con su banda de rock en el 2004, dándose al vicio del guitarreo que tanto le gusta. Rawkus ya había muerto, y él estaba en Geffen. "The New Danger", que así se llamaba, no estaba mal del todo, pero perdía mucho respecto a su ópera prima. Y las cosas con Geffen acabaron mal, hasta el punto de que la discográfica sacó en 2006 el material que tenía grabado en un disco, "True Magic", que más que un álbum era un esperpento: en una carcasa transparente, sin carátula, ni libreto, ni nada. Aunque tres o cuatro canciones se salvaban de la quema, todo lo demás...

Un momento, voy demasiado rápido, esto necesita una explicación. ¿En función de qué digo que los discos de Mos Def son buenos, malos o peores? Pues seré sincero: en función del primero de ellos. Mos se destacó desde un primer momento por una lírica en la que trataba, de forma directa, pero entretenida y novedosa, temas poco habituales y muy alejados de la alta bisutería y la baja chulería, combinada además con su estilo característico, especial y novedoso de rapear, alternado con sus no peores cantos. Pero en el hip-hop no todo son letras, hay también una música que, como poco, es el 50%; y "Black on both sides", por encima de todo, es un disco de buena, muy buena música. Producciones dulces, suaves, melódicas, pero a la vez firmes, consistentes y bien enraizadas en abundantes instrumentos reales, perpetradas por grandes músicos y por él mismo en más de una ocasión, que iban fluyendo perfectamente disueltas entre las voces, desde el primer segundo hasta el último del disco, dándole una homogeneidad que te hacía pensar, al acabar de escucharlo: "todo es imprescindible, no sobra una nota ni falta un silencio".


Adorado "Black on both sides"... algún día esos tiempos volverán


"The New Danger" empezó a tener altibajos, pero "True Magic" era un bajo continuo en el que, con suerte, sobresalía algún alti. Y hay que dejar claro que las letras de Mos Def no parecen haber flojeado y su forma de contárnoslas sigue siendo igual de fresca, pero la música.....

Y en estas estamos cuando aparece una nueva referencia de nuestro querido Mos. Se llamaba "Mos Definite", y yo tenía la esperanza de que fuera la vuelta definitiva al Mos que tantos adoramos y echamos de menos. Pero no. Sólo había que ver la lista de canciones para darse cuenta de que no. Se trata de una recopilación en la que se van enlazando canciones que no habían sido editadas antes o difíciles de encontrar. Y como no las conocía todas, mantuve la esperanza de que las que eran nuevas para mí fueran las que me iban a devolver la sensación de calidad y calidez; definitivamente soy más optimista de lo que debería. Las desconocidas eran, sobre todo, colaboraciones en discos de otros artistas que reincidían en las producciones poco trabajadas que caracterizan al último Mos, incluso con guiños a ritmos "de club". Quizás se pueda encontrar la contrapartida de que tenemos la oportunidad de volver a oír a Mos Def y Talib Kweli rapear juntos en un par de canciones, pero éstas, lejos de traernos de nuevo a Black Star, nos demuestran que los que estaban llamados a ser salvadores ya no son lo que fueron.

Esta recopilación se libra de suspender rotundamente porque contiene algunas canciones más conocidas para los fans y que merecen la pena, pero ya nos saben a poco, como el I commited murder con Macy Gray y Guru, el clásico Beef, o el What's That del primer disco de Tony Touch. No digo que alguna canción no pudiera destacar más incluida en un ambiente musical más cuidado, en un disco en condiciones, pero como no es así, no pienso darles ninguna oportunidad. Mi optimismo se va acabando, y empiezo a pensar si todo lo que Mos Def tenía que ofrecer nos lo dio con "Black on both sides". En fin, hacedme un favor a mí y a todos los amantes de la buena música: no os compréis "Mos Definite", no os lo bajéis, no lo escuchéis; quedaos con los buenos tiempos.

Nota: 3

23 noviembre 2007

Pereza - "Aproximaciones"

Sony BMG (2007)

Dejemos las cosas claras desde el principio: yo solía odiar a Pereza. Y nadie puede culparme por ello, dado que les conocí en un videoclip en el que cantaban abrazados a Dani Martín y David Summers. Aún hoy da grima verlo. Si a eso le sumamos un público de quinceañeras, una actitud de rockstars que bordeaba peligrosamente el ridículo y un hit que decía “daría todo lo daría por estar contigo y no sentirme solo”, creo que estaba más que justificado que el grupo me diera su nombre en grandes cantidades, a pesar de que gente de mi confianza me decían que no estaban tan mal. Pero hace un par de veranos escuché su tercer disco (Animales, 2005) y me sorprendió gratamente, era divertido, alegre y pegadizo. Con altibajos, pero muy disfrutable. Tanto que empecé a dudar de mis principios, y cuando sacaron el disco de duetos (Los amigos de los animales, 2006), me lo compré al comprobar que habían mejorado enormemente su criterio a la hora de elegir compañeros de micrófono: la selección de invitados era impecable. También me gustó, y les perdoné oficialmente su turbio pasado para declararme en estado de franca curiosidad ante su próximo álbum de canciones nuevas.

Y hete aquí que lleva dos meses en la calle y resulta que es cojonudo. Ya se puede decir sin ningún temblor en la voz que Pereza son dignos sucesores de Tequila y Burning en esto de hacer rock’n’roll en castellano, siendo consciente de que eso son palabras mayores. En Aproximaciones encontramos muchas cosas, y todas buenas. Para empezar es un disco largo, de 16 canciones (claro que una está repetida, y francamente, la “versión alternativa” es clavadita a la otra). Si hay que hacerles caso, podría haberlo sido aún más ya que su intención original era sacar un disco doble. Sin duda ayuda a ello que los dos miembros del dúo componen, y los dos parecen estar en forma, aunque Leiva firma el doble de temas que Rubén. Por cierto, ¿Leiva se llama así o tiene un nombre de verdad?

Los tipos que no se quitan las gafas de sol ni en el metro consiguen en este nuevo disco una cosa muy difícil de hacer bien, que es abrirse a nuevas influencias sin perder la propia identidad. Porque lo primero que llama la atención es que hay novedades, tanto en las letras como en la música. En el aspecto lírico, es su disco más melancólico y maduro, nada que ver con el enamoramiento naif que se respiraba en el anterior. Se adivina como causa la ruptura de la relación de Leiva con Alba Molina, del grupo Las Niñas, las que amenizaron el verano del 2003 con Ojú, ese tema que incluía poderosas proclamas de denuncia social como “Gescartera, gescartero, pon pon pon, porrompompero”. Pero no teman, ya he dicho que el disco es largo y hay sitio de sobra para explayarse sobre la clásica trilogía de sexo, drogas y rock’n’roll que siempre ha sido la espina dorsal de sus canciones. Así cantan sobre grupis, noches en los baños de garitos, tríos con hermanas, amigos enganchados a la coca y los duros inicios de una banda, asunto que ellos conocen bien porque se han currado el camino al éxito como pocos.


Pero es en lo musical donde más se nota el paso adelante, y es que en ese sentido, Animales era bastante plano y monocorde. Esta vez hay mucha más variedad, no todas las canciones entran a la primera y se aprecia un serio esfuerzo por abrir nuevos caminos que resulta muy prometedor. En líneas generales, suena mucho a los Stones en su mejor época y a pop sesentero. De hecho el disco está dedicado a “John, Paul, Ringo y George, por estar siempre de nuestro lado”, y está repleto de guiños a los Beatles. Mi favorito es el “I’ve got blisters on my fingers!” que se oye al final de un tema. Todo beatlefreak sabe que es el famoso grito que profirió Ringo al terminar de grabar la decimoséptima toma de la salvaje Helter Skelter, y que fue incluido en el White Album. Es de suponer que proviene de Leiva, que graba todas las baterías del disco. También hay que señalar, que si bien sus referentes son clásicos, hay una sorprendente intro de piano que no desentonaría en un disco de Bloc Party y el inicio de Ella tiene un don recuerda mucho al de Time is running out, de Muse.

Simplemente escuchándolo, uno piensa que el único invitado es mi adorado Quique González, cuya voz se escucha en Yo nací para estar en un conjunto, pero repasando el libreto averiguamos que varios amigos se pasaron también por el estudio: Juan Aguirre (Amaral) metió una guitarra, Xoel López (Deluxe) coros e Iván Ferreiro “ruidos infernales” en la experimental Margot. Si a los mencionados en este párrafo añadiéramos a Sidonie (que también son colegas de estos), creo que tenemos una generación de músicos españoles sensacional. Para rematar, también participa nada menos que Mick Taylor, el que fuera guitarrista de los Stones desde que murió Brian Jones hasta que entró Ron Wood (‘69-‘75, los años dorados).

En definitiva, que Pereza se han consagrado como un grupo de primer nivel. Básicamente es justo lo contrario de lo que escribí sobre el disco de Ovni: emocionante, creíble, plagado de estribillos irresistibles, muchas canciones con potencial de single… Liberaos de prejuicios si es que los tenéis, porque es un discazo que merece la pena comprar. De hecho el Perro Lunar me comenta que ya tiene entradas para verles, y eso es garantía de calidad.

Nota: 8'5

20 noviembre 2007

Groovadelia

Vampi Soul (2006)
Buenos días, buenas tardes y buenas noches. Para muchos de ustedes, españoles o residentes en España, amantes de la música seguro que sería una muy buena noticia que yo ahora llegara y les dijera: no busquen más, aquí, en la piel de toro, se hace funk, se hace música negra con groove. Si es así, tengo una noticia mucho mejor: aquí, en el norte de África, se hace funk ¡y se hace bien! ¡Vaya que si tienen groove estos europeos morenos, vagos y gritones!

Bromas aparte, la edición de un recopilatorio de dos discos con 20 grupos españoles diferentes tocando funk del bueno ha sido una sorpresa para todos, incluso para el Perro Lunar. A algunos ya los conocíamos, otros nos sonaban y de otros tantos no habíamos oído hablar en nuestra vida, pero, de entrada, no cabía la posibilidad de dudar de la calidad de la compilación, porque la firmaban Miguel Ángel Sutil, probablemente el mejor negroide de España y editor de EnlaceFunk, la revista de referencia, (y única), de este estilo, junto con los califas del club Afrodisia, en Granada, meca del funk ibérico. Pero dejémonos de presentaciones y vayamos al meollo: let's get funkified!!

Abren el disco los Guateque All Stars, de los que hacía tiempo que no sabíamos nada, y que siguen al mismo nivel, con una sección de vientos sencilla pero de esas que se te acaban metiendo en las caderas y no te dejan en paz en toda la noche. A The Sweet Vandals los tenemos más recientitos, porque editaron su primer disco a principios de 2007. Aquí han recuperado "I got you, man!", su primer single, en el que Mayka Edjo, lo más parecido a Alice Russel que tenemos por estos lares, te deja en el sitio sin inmutarse: "nobody makes love to you like me". Otros que no podían faltar son Mojo Project, que dan buena fe de su estilo fresco que a todos nuestros pies los vuelve locos. Y, por cierto, no son Jamiroquai, aunque suenen igual de bien. Speak Low, aunque quizás no tengan todo el reconocimiento que se merezcan, tienen ganado a pulso todo el derecho del mundo a formar parte de la plana mayor de este recopilatorio, y de qué mejor manera que con su versión de "Thriller", un temazo donde los haya que a mí me dejó con la boca abierta la primera vez que lo oí en directo. Y cómo no iban a tener su huequecito el disco-funk imparable de los granaínos Funkdación o el hammond vigués, chulo y contundente de Donatore di Groove, más cantábricos, pero igual de calientes. Tampoco decepcionan las soul sisters de Celofunk, ni "La chica húmeda" de Ortophonk que, con sus gemidos, trastornará a más de uno.

Hasta aquí todo bien, casi previsible, pero hay muchas sorpresas. Qué decir de Pybus Groove Quartet, que se presentan de gala, sumamente jazzys y sumamente elegantes. O del groove misterioso de Watch Out que serviría perfectamente de fondo para los créditos del comienzo de una película Blaxploitation. O del cantante de The Funk on me, que con sus gritos y alaridos talmente parece la reencarnación del godfather, q.e.p.d. O del funk-tirando-a-house de Koniec. O de los ecos caribeños, cortesía de Los Fulanos, encargados de hacer que no haya ni una pizca de aire entre nosotros y nuestra pareja de baile. En fin, que todas y cada una de las veinte canciones de los dos discos me encantan y os encantarán a vosotros, no hay duda de ello.

Tenemos grupos más o menos clásicos de la escena y novedades muy gratamente sorprendentes, ¿qué más se puede pedir? Quizás que para acabar la recopilación una banda de viento metal, The Sir Alligator's Company, versione el "Think" de Aretha Franklin. Eso es todo lo que se puede pedir.

Ya sólo queda remarcar que con esta compilación está más que demostrado el buen nivel de instrumentistas, (con especial mención a los organistas), y de cantantes de música negra que hay por tierras patrias, y daros un último consejo, un tanto manido, pero que se hace más necesario que nunca al presentar este doble disco: "liberad vuestra mente y vuestro culo la seguirá".

Nota: 9'5

19 noviembre 2007

Silvio Rodríguez

Palacio de los Deportes - 18 Noviembre 2007

Inauguramos la sección de crónicas de conciertos con un artista que es para mí el máximo referente de la canción de autor, un monumento en la historia de la unión de música y poesía. En fin, algo bonito tenía que decir para empezar, porque la verdad es que la historia del concierto arranca con un cabreo considerable. Parece ser que los de Entradas.com se están planteando arrebatarle el cetro de la ineptitud a los de Tick Tack Ticket. Después de haber comprado mi entrada por Internet hace ya varias semanas, pensé que no tenía porque irme hasta el Palacio a por ella sino que podría recogerla el mismo día del concierto, ya que al ser un recinto grande, supuse que habría varias terminales. Y efectivamente, había tres. Y no una ni dos, las tres tenían un folio pegado que decía “No funciona”. Así que nada, todo dios haciendo cola en la taquilla. En realidad tendría que haberlo sabido, porque ya me previno Mauro Entrialgo, que sabe mucho de la vida. Total que para cuando conseguí llegar a mi asiento ya estaba con la segunda canción.

Todas las localidades eran sentadas, y yo recordaba que en el concierto acústico de Bruce Springsteen habían puesto en la pista unas gradas desplegables con asientos de tal manera que cada fila estaba un poco más alta que de delante. Bueno, pues no. Supongo que para darle un aire de mitin clandestino comunista, teníamos unas sillitas plegables de madera sin reposabrazos y atadas entre sí, todas a la misma altura. Yo porque soy alto, pero a partir de la fila 15 a la gente se le planteaban problemas de visibilidad, sobre todo teniendo en cuenta que las pantallas gigantes del Palacio estaban bien apagadas, supongo que para ahorrar energía, que está la cosa fatal con lo del cambio climático. Así pues, me senté con considerable cabreo, pero en ese momento Silvio empezó a tocar Quién fuera, y dos minutos después ya se me había olvidado todo. Es lo bonito de los conciertos.



A lo largo de las dos horas y pico que duró la actuación, alternó canciones en las que tocaba solo con la guitarra y otras con una banda de cinco músicos (guitarra, bajo, percusiones, alguna clase de instrumento étnico de cuerda y una tal Niurka que tocaba la flauta y el clarinete que daba gloria). Además es una suerte que, aunque ya pase de los sesenta, Silvio no ha perdido ese particular timbre de voz que hace que nadie más que él pueda cantar sus canciones. La verdad es que el sonido era buenísimo, alabanzas y gratitud eterna al que diseñó el nuevo Palacio tras el incendio.

A mitad de concierto Silvio se fue para que saliera un muchacho desconocido a cantar un par de canciones. Por lo que dijo parecía que le tenía medio apadrinado artísticamente y supongo que pretendía hacerle un favor, pero más bien fue lo contrario. El chaval se marcó sus dos temas y desapareció rápidamente cuando la gente aún estaba confusa. Se le aplaudió, eso sí, no como cuando Sabina interrumpió su concierto en Las Ventas hace unos años para que saliera Adriana Varela a cantar tangos, que casi la echan a ostias.

Tenía yo curiosidad por ver los tintes políticos del evento, siendo Silvio el único de la Nueva Trova que sigue apoyando al régimen castrista con devoción. La cosa no fue más allá de unas palabras sobre el 40º aniversario de la muerte del Ché y la lectura de un (afortunadamente breve) manifiesto sobre Los Cinco (no afiliados a Los Cinco de Enid Blyton). Se oían algunos “Viva Cuba” esporádicos y había unas cuantas banderas pero nada de vivas a Fidel ni a la Revolución. Como mucho, algún motivao intentando arrancarse con el “Cuba va, Cuba vencerá” sin mucho seguimiento. Eso sí, la gente no paraba de pedir canciones, destacando una mujer con marcado acento gallego que le gritó con sorprendente potencia que cuándo iban a poder verle en Vigo. La verdad es que lo de los vítores ya se lo estaba tomando la gente un poco de coña y cuando Silvio dijo que la siguiente canción estaba escrita a la manera de las melodías de los trabajadores del campo, se oyó un “¡Viva el campo!” muy celebrado.




Silvio se portó bien con la gente, y para nuestro regocijo fueron sonando Óleo de una mujer con sombrero (en una versión especialmente alegre), La maza, Ángel para un final, Canto arena, Canción del elegido, La era está pariendo un corazón... La verdad es que el público estaba entregadísimo, a menudo se aplaudía varias veces a lo largo de un tema, al terminar cada estrofa. Durante Cita con ángeles se ovacionaron especialmente las menciones a Lorca y a Allende, aunque creo que cuando cantó lo de “Cuánta utopía será rota / y cuánto de imaginación / cuando a las puertas del Dakota / las balas derriben a John” sólo aplaudí yo. También se marcó una versión de una canción de Noel Nicola llamada “Te perdono” que yo no conocía y me pareció una maravilla.

Aunque el concierto estaba siendo notable, el momento mágico llegó en los bises, cuando, al oírse los primeros compases de Ojalá, todo el mundo se puso de pie al unísono y se encendieron las luces del pabellón, que por cierto estaba casi lleno. A partir de ahí, una sucesión de grandes clásicos: Te doy una canción, Pequeña serenata diurna, La gota de rocío, Unicornio que fueron coreados con pasión por todo el auditorio plenamente iluminado. Para despedirse, nos cantó la canción con la que le dormía su abuela cuando era un niño y nos fuimos todos sonrientes y con ganas de ser poetas, que es lo que te pasa cuando escuchas durante un rato las canciones de Silvio Rodríguez.


PD: Los vídeos de conciertos que hace la gente suelen ser lamentables, pero he encontrado algunos que hizo un tío en el concierto de Valencia hace dos semanas de gran calidad, tanto de imagen como de sonido. Son los que he dejado linkados por ahí.

17 noviembre 2007

El Perro Lunar denuncia

Hola amigos, soy el Perro Lunar. La verdad es que ya era hora de que escribiera algunas líneas por aquí así que, aunque vengo a hablaros de un asunto de gran trascendencia, antes me gustaría contaros un poco quién soy. Por eso de que el blog lleva mi nombre y tal, me parece relevante.

Yo he vivido siempre en una ladera del cráter Vitruvius, entre el Mar de la Tranquilidad y el Mar de la Serenidad. Un sitio de lo más pacífico, como veis. O así era hasta que a finales de los ’60 y principios de los ’70 aquello empezó a llenarse de gente. Que no es que a mí me pareciera mal que vinieran humanos de visita, pero es que hacían un ruido que si había misión tripulada ya te podías olvidar de echar siesta en una semana. Además que lo dejaban todo hecho un asco, porque lo de las banderitas pase, pero se quedaban ahí un montón de aparatos y mierdas varias y eso no puede ser. Así que yo como que no les tenía mucho cariño a los hombres y si venían yo me iba para otro lado.

Hasta que llegó la gota que colmó el vaso. Que hay que decir que yo ya estaba calentito, porque habían mandado ya dieciséis cohetes (que se dice pronto) y no parecía que fueran a parar. Pero es que el decimoséptimo cayó en la orilla del Mar de la Serenidad, como quién dice en el patio de atrás de mi casa, que acababa de sacar yo la ropa a tender y me la llenaron toda de polvo. Total que fui con un cabreo de cojones a echarles de allí como fuera. El tema es que según me acerqué me hicieron gracia. Había dos por ahí triscando tan felices, cantando y todo. Además se les veía así como muy torpes y buena gente, inspiraban compasión. Por resumir os diré que al final nos llevamos bien, y cuando se tuvieron que ir me dio hasta pena. Cuando ya nos estábamos despidiendo, uno de ellos decidió hacerme un regalo, que yo no le di mucha importancia en el momento, pero que cambiaría mi vida para siempre.



Lo que el comandante Cernan me dejó fueron una serie de discos que se había traído para hacer más ameno el viaje. Además tuvo la delicadeza de construirme una escafandra con un sonido surround de flipar para que pudiera escucharlos bien, ahí arriba a la derecha me podéis ver con ella en la foto. Eso sí, yo le dije que me había gustado conocerles pero que por favor dejaran a la Luna en paz y se fueran a otros sitios que el espacio era muy grande. Y me hicieron caso, el Apollo 17 fue la última misión tripulada que vino por aquí. Tened en cuenta que esto era diciembre del ’72, y entre los álbumes que me dejó estaban el Exile on Main St. de los Stones, el Ziggy Stardust de Bowie, el Amazing Grace de Aretha Franklin o el Talking Book de Stevie Wonder. Absolutamente alucinado por aquellos sonidos, pronto empecé a encargar más discos por correo espacial y así he estado los últimos 35 años, con lo que mi colección es impresionante. Afortunadamente problemas de espacio no tengo.

Cuando ya llevaba una década de pasión musical, tuve una revelación. Corría el año '82, y una tarde de verano, después de escuchar seguidos el Live at the Apollo de James Brown y el Live at Leeds de los Who, decidí que tenía que probar la experiencia de escuchar y ver a los músicos en directo y asistir a un concierto. Para elegir el artista no necesité ni un minuto: los Rolling Stones estaban de gira. Busqué un día que no tuviera nada que hacer y, después de reunir el valor para lanzarme a viajar a la Tierra, llegué al estadio Vicente Calderón, que era donde tocaban esa noche. No os hablaré del concierto porque necesitaría horas, pero fue una experiencia tan abrumadora y emocionante, que desde entonces son frecuentes mis visitas al planeta azul para oír música en directo. Tal vez fuera porque salí del estadio en éxtasis, pero la ciudad me pareció estupenda y ya acostumbro a elegir Madrid como destino. Allí fue donde años más tarde conocería a Susu y a Riggy, pero eso es otra historia.

Y con esto vamos a lo que quería denunciar, y es que es acojonante lo caro que se ha puesto asistir a algunos conciertos en la capital española. Yo es que me indigno. Desde que estallara la crisis de la industria del disco, los artistas se han dado cuenta de que la pasta está en las giras y nos están intentando sacar los cuartos sin ningún tipo de vergüenza. Yo me hago mi agenda de conciertos a los que quiero asistir y tengo que acabar tachando la mitad o más porque no me da el presupuesto y eso que dedico gran parte de mis ingresos a la música. Echemos un vistazo al panorama de las últimas semanas.

Por un lado tenemos a artistas veteranos cuyo público es más bien maduro. Es decir, que tienen pasta. Entonces viene Silvio Rodríguez y ala, cuarenta euros. Suzanne Vega, entre cuarenta y sesenta. Se ve que entre sus preocupaciones no está conseguir nuevos aficionados jóvenes. Luego tenemos el problema de las salas de aforo medio-alto. El problema es que no hay. De La Riviera (3000 personas) pasamos ya directamente al Telefónica Arena, que debe andar por los 9000. Con lo cual hay muchos grupos a los que la mítica sala de las palmeras se les queda pequeña, pero no conseguirían ni de lejos llenar el pabellón de la Casa de Campo. Algunos nacionales optan por actuar dos noches seguidas en La Riviera, pero los extranjeros que están de paso no pueden permitirse eso y entonces ¿qué hacen? Pues poner el precio bien alto para rentabilizar la visita, porque saben que tienen público para llenar. Así pues, Arctic Monkeys, Interpol y Wilco, a 35 eurazos cada uno. Por no hablar de los que juegan en la Champions del rock, que saben que el precio directamente da igual porque lo vamos a pagar aunque sea vendiendo a nuestra madre. Estoy feliz por tener entrada para ver a Bruce Springsteen, pero esos 71 euros se notaron mucho en la economía del mes.


Así pues, he tenido que ir seleccionando con gran pesar para mi corazón. En cualquier caso, mi caja de George Harrison donde guardo las entradas ya tiene cuatro para las próximas seis semanas y es probable que caigan un par más. Ya irán apareciendo crónicas por el blog, ¡estad atentos, malandrines!

06 noviembre 2007

Bendito pop

Junk Records (2006)

Los más puristas aficionados a acumular millones de discos en sus estanterías suelen desdeñar los recopilatorios, aduciendo que no son más que estrategias comerciales sin coherencia ni unidad artística. Hacen mal. Lo cierto es que una recopilación, cuando está hecha con gusto y criterio, puede ser una magnífica herramienta para conocer nuevos grupos o introducirse a un género con el que no estamos familiarizados. Éste en concreto se compone de cuatro cd’s con artistas de algunas de las discográficas más destacadas del indie español. Y digo “algunas” porque son todos los que están, pero no están todos los que son, al no haber representación de sellos tan importantes como Acuarela, Sinnamon o Limbo Starr. Lo digo más que nada para que no se tome el disco como un reflejo absoluto y completo de la escena patria.

Yo me lo compré en la FNAC, principalmente porque es una edición exclusiva y sólo se puede comprar allí. 72 canciones y la posibilidad de descubrir grupos nuevos por sólo doce euros me pareció un buen negocio. Sirva su bajo precio para justificar la espantosa portada y lo desnudo que viene por dentro. Además pretenden engañarnos con gran vileza, ojo. Primero porque se llama Bendito Pop pero incluye muchos géneros distintos aparte del pop. Y segundo porque la web de la FNAC lo promociona como “buen indie en español”, pero trae una docena de artistas extranjeros, aburridillos la mayoría, con la muy notable excepción del estupendo dúo danés The Raveonettes. Incluso hilando aún más fino, lo de en español es doblemente falso porque la mayoría de los nacionales cantan en la lengua de Morrisey, que es una cosa que a mí me toca bastante los cojones.

“Para los grupos españoles que cantan en inglés debería existir la pena de muerte”. La cita es de Sabina, y yo no es que la suscriba pero comparto el fondo del asunto. Que vale, que hay grupos españoles que cantan en inglés que molan, no digo que no, pero para mí ya es un punto negativo de entrada. Igual es porque yo le doy mucha importancia a las letras, pero me parece que si tú tienes algo que decir, lo dices en tu idioma, alto y claro. Si hablas en español todo el día y al subirte a un escenario hablas inglés, o bien te falta valor para expresarte o bien quieres esconder que no tienes nada que decir. Me parece que supone poner una barrera muy grande entre el grupo y la gente con la que quiere comunicarse. Además de que acaba llevando a situaciones tan absurdas como cuando en el FIB’06 salían los Sunday Drivers (o lo que es lo mismo, un grupo de Toledo actuando en un pueblo de Castellón) y el cantante decía Good night Benicassim, hope you’re having fun tonight.

En fin, basta de disgresiones y vamos al lío. Cada uno de los cuatro discos tiene una cierta unidad estilística. El primero es el más cañero, destacando el irresistible rock electrónico de Standard, los explosivos Tokyo Sex Destruction o una de las revelaciones del año, Triángulo de Amor Bizarro. La verdad es que son tres grupos que me encantaría ver en directo. También hay un puñado de grupos de rock que se suelen ver por los garitos de Malasaña, de estos que tienen buen pinta pero nunca vas a ver porque no te sabes ninguna canción y además no tienes con quién ir, como Frida, Lula o Havalina Blu, que son muy recomendables.

El segundo cd sí que es puramente pop, e incluye temas de algunos de los pesos pesados del indie nacional que me encantan y que no voy a descubrir yo ahora, como La Habitación Roja o La Costa Brava con su Adoro a las pijas de mi ciudad que ya es un clásico por derecho propio. En esa misma línea tenemos a Tachenko (Las jugadas imposibles me pareció uno de los mejores discos españoles del año pasado), a Garzón (antes de que el juez homónimo les demandara y se rebautizaran como Grande-Marlaska), a Tarik y la Fábrica de Colores y a Señor Chinarro, que después de años de excelentes críticas y nulas ventas parece que empieza a gozar de una cierta y merecida popularidad. Me ha agradado muchísimo descubrir a grupos como Dehra Dun (pura psicodelia sesentera), La Hora Violeta o Pigmy, que a pesar de tener un nombre lamentable, entregan un precioso tema llamado Lantana, haciendo algo tan difícil como escribir una canción sobre flores sin resultar horriblemente cursi.

En el tercer disco encontramos unas cuantas canciones con el denominador común de ser soporíferas, cuya característica más destacable es que antes de que lleguen al minuto ya las quieres pasar. Y el último cd discurre por terrenos cercanos al folk, el country…no sé, eso que se ha dado en llamar americana, que es un término que no me veo capaz de usar con naturalidad en una conversación. Porque tú dices “Ryan Adams es un artista de americana” y no sabes si estás hablando de su música, de su nacionalidad o de su ropa. De aquí no conocía a nadie y me han cautivado especialmente Santi Campos y los amigos imaginarios y una canción perfecta llamada Sunday morning birds a cargo de Pájaro Sunrise.

En fin, yo he destacado a mis favoritos, pero la verdad es que en general el nivel es moderadamente alto, y puede que otro que escuche el disco os recomendara veinte artistas distintos a los míos. En cualquier caso, me parece un recopilatorio perfecto para ponerte de fondo mientras estás ordenando el cuarto o realizando cualquier otra tarea rutinaria y aburrida. Casi todo lo que está en negrita por ahí arriba tiene su MySpace, así que os dejo material de sobra para que busquéis y probéis, porque el buen aficionado a la música no debe perder nunca las ganas de descubrir cosas nuevas. He dicho.

Nota: 6’5